REFLEXIÓN GLOBALIZADA 018

 


LA REGIÓN DE AMÉRICA LATINA EN EL CONTEXTO DE LA GLOBALIZACIÓN

Por Milenna Lissette Reyes Anaya

A lo largo de los años, América Latina se ha destacado por los rezagos de la globalización. 

Desde sus inicios, se miraba un futuro prometedor, se esperaba que, a raíz de la ayuda por parte de grandes potencias, específicamente, Estados Unidos; se iba a poder lograr nuestro propio “Plan Marshall”. 

Lamentablemente, no fue de esa forma; los grandes cambios fueron reservados únicamente a minorías privilegiadas y, la brecha de desigualdad social fue incrementada. Varios países dieron grandes pasos hacia la pobreza extrema, que hoy en día seguimos sosteniendo. 

Los grandes beneficiarios de los sectores industriales comenzaron a formar ese 20% que acapara el 80% de las ganancias según lo estipulaba Pareto.

Todo esto me lleva a lo siguiente: ¿Qué pudo afectar profundamente su desarrollo? No es un misterio en sí, los sistemas políticos tienen mucho que ver y nuestros aliados también son los implicados. 

De parte de los sistemas, concretamente, los “malos nacionales” se ha vivido en una utopía en nuestra región, la marcada fe y esperanza a un místico salvador, y no, no hablo de Jesús, sino del líder político y especialmente de los que temo más: los populistas, instalando planes sin fundamento e intoxicándonos con falsas promesas. 

No obstante, no son los únicos, los aliados económicos forman una especie de enredadera, difícil de afrontar; se une lentamente y busca los espacios, los vacíos y las debilidades que nuestra administración, no logra visualizar a tiempo. 

Nos hemos dejado llevar, nos hemos distraído, al punto de no aprovechar desde su nacimiento el gran auge del mundo globalizado.

Lo anterior me lleva a cuestionarme lo siguiente: ¿Será que realmente la globalización nos ha ayudado? En lo personal, creo que esta respuesta no los conducirá a un “sí o no” concreto, porque, a pesar de sus beneficios, nos trajo miles de nuevas brechas sociales, económicas y políticas, que nuestros países con gobiernos debilitados no han podido sostener. 

No hemos podido visualizar la importancia de la unión entre el gobierno y el mercado, nos hemos dejado llevar por cuestiones de orgullo, individualismo y beneficio propio. 

No nos logramos unir e identificar, que la inversión en cada uno de nosotros puede sacar adelante los sueños esperanzadores de los globalizadores de antaño.

En repetidas ocasiones, la palabra sola: “globalización” me lleva al mundo del realismo mágico de Gabriel García Márquez, donde, figurativamente se relata a la masacre bananera. 

El ejército colombiano en defensa de la United Fruit Company, una empresa de renombre para la época; provocando una matanza contra los obreros, con datos poco precisos. 

Claro, en mis años escolares, poco sabía de las implicaciones que esto provocó en los países latinoamericanos afectados. No sabía diferenciar entre la ficción y lo real. Pero hoy en día, puedo reconocer que hemos fallado, nos hemos quedado estancados. 

Incluso los países como México, Chile, Argentina y Brasil, nuestros más poderosos tiburones no han podido equiparar a las grandes potencias y han sucumbido a la fuerza coercitiva.

¿Será que estamos cavando y buscando algo que ya no se encuentra entre nosotros? No podría afirmarlo, pero tampoco puedo negar que, en mi país, se ha cavado donde no es. 

El Salvador ha pasado por momentos de auge y dolor, ha sido quebrantado y ha sido ingenuo. 

¿Cómo olvidar cuando perdimos a Texas Instruments? Su cierre en 1985 por la situación violenta del país provocó daños, solo fue una muestra más del desaprovechamiento y falta de visión de cada uno de nosotros. 

Menciono a mi país, pero cuestiones similares se han vivido en Latinoamérica y todos pagamos el precio.

Educación y Salud, las dos vertientes que, a mi parecer, debemos fortalecer conjuntamente; estas influyen recíprocamente con la economía y el desarrollo. De manera inoportuna, bajo la coyuntura actual, dichas áreas han sido debilitadas y sus flaquezas ampliamente marcadas. 

El covid-19 nos lleva lentamente a un proceso de cambio en todos los aspectos, a un cambio de vida, un cambio de decisiones. Por lo tanto, los planes que debemos formular y tomar tienen que adaptarse a la nueva realidad, tener visión, deben de procurar el bien común. 

He aquí que la globalización me da esperanza, gracias a este fenómeno, países como los latinos podemos vivir con la esperanza de una futura vacuna y una posterior restructuración.

Los países de Latinoamérica han ampliado sus conocimientos, sí; han expandido sus redes de mercado, sí; han logrado tener una mayor conectividad con el mundo, sí. 

Lastimosamente, no se han creado las mismas oportunidades para todos los miembros de la sociedad, no se han podido implementar las reformas que buscaban con el sistema de sustitución de importaciones. 

Le hemos dado vuelta a los pasos que nuestros predecesores han marcado a lo largo de su desarrollo. Necesitamos cambiar esta globalización por la mundialización y la humanización, para así, todos poder formar parte de los cambios de forma. 

Dejar a un lado las desigualdades y aprovechar al máximo el potencial que nuestra región posee.

Nos hemos unido, la globalización nos ha unido, para bien o para mal, la globalización se queda con nosotros y nos enlaza, no solo en lo económico, no solo en lo político; esta va más allá de las barreras físicas. 

Aunque económicamente, América Latina esconda las grandes heridas que provoca la falta de bienestar. Igualmente, ponga a plena luz la interdependencia con la que nos hemos desarrollado y como por medio de esta, nos movemos, sí. Pero ¿Al antojo de quién o quienes?

No me quedo sin más que decir que, la globalización en América Latina debe de acoplarse, y no ser abordada como una región homogénea; debe adaptarse, enfocándose en el contexto de cada uno de sus países, tomar en cuenta nuestra heterogeneidad. 

Centrar cada una de las ventajas a favor del país, no dejarnos llevar por los hilos de influencia de las grandes potencias. 

Para obtener cambios trascendentales, debemos ser un poco egoístas, buscar la satisfacción propia y maximizar las grandes características que cada país latinoamericano posee, impulsar cada mercado; siempre tomando en cuenta las necesidades primordiales del país y curando las heridas que quedan en nuestro tejido social.

(*) La autora es estudiante de relaciones internacionales

Comentarios

  1. Muy buena reflexión, en mi opinión el apoyo de los países desarrollados a las economías ascendentes se están adaptando a las integraciones del comercio mundial, afianzando el libre transito para la sociedad de consumo.

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  2. Una muy buena reflexión! El apoyo de los países más desarrollados hacia la economía de países en ascendencia se adaptan a la integración del comercio mundial. Como lo menciona la autora, en América Latina no queda más que acoplarse a la globalización.

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  3. Interesante reflexión! Sin duda alguna, en América Latina solamente queda acoplarse a los cambios que la Globalización trae, ya sean para bien, o para mal.

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  4. Muy buena reflexión sin duda alguna, uno de los retos que mas enfrenta los estados ante la globalización es la capacidad de estos para poder adaptar sus contextos internos hacia la globalización, en busca de poder propiciar un escenario de desarrollo en el corto, mediano y largo plazo que sea incluyente, propositivo e igualitario.

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  5. La verdad es que a la hora de analizar los efectos de la globalización, predomina la costumbre latinoamericana de mirarse el ombligo. Así, solo cuentan los efectos derramados sobre los propios países, sobre la realidad más inmediata, y la consideración de los aspectos negativos. Desde esta perspectiva, la globalización es la causante directa de las crisis financieras y los shocks externos y la responsable de todo lo malo que sucede en la región...

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