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LA NUEVA FÓRMULA DE LA SEGURIDAD SANITARIA

THE NEW HEALTH SECURITY FORMULA 

 Gabriela Eunice Alfaro Umaña* 

 Andrea María Lovos Menjívar** 




Resumen

En diciembre de 2019, surge el SARS-CoV-2 o comúnmente conocido como COVID 19 en Wuhan, China, convirtiéndose en una crisis sanitaria, dando un contundente golpe  a los sistemas de salud europeos y aún más a los latinoamericanos, puesto que estos  poseen falencias abismales con respecto a otros existentes en el mundo, al poseer  un equipo limitado de insumos y profesionales de la salud, debido a que los gobiernos  priorizan otros sectores como la economía y seguridad pública, siendo una característica  propia de países en desarrollo pertenecientes a un sistema económico neoliberal.  

El desafío de la búsqueda de una cura, no es una tarea única para la comunidad científica. Hoy en día, los gobiernos se han apoderado de dicho rol protagonizando declaraciones  polémicas en las que se defiende el uso de medicamentos.

Se trata de un fenómeno sui  generis en el que un médico y un jefe de Estado poseen las mismas competencias para  emitir juicios de valor que comprometen la evolución del virus, la ejecución de políticas  nacionales y más allá de eso, la seguridad sanitaria a nivel mundial.

Bajo esta premisa,  surge la siguiente interrogante: ¿El descubrimiento de un medicamento contra el  COVID-19 posee más implicaciones políticas que científicas? 

Palabras clave: Seguridad sanitaria, COVID-19, sistemas de salud, países en  desarrollo, farmacéuticas, politización de la cura, administración del presupuesto,  Organización Mundial de la Salud (OMS), Organización Panamericana de la Salud  (OPS), protocolos de salud preventiva.

Introducción 

Las pandemias han formado parte de la historia de la humanidad, millones de vidas  fueron cobradas por ellas, entre las más significativas está la Viruela, el Sarampión, la  Gripe Española y la Peste Negra. El Síndrome respiratorio agudo severo o SRA que  produce el Coronavirus, apareció por primera vez en el año de 2002 en China en la  provincia de Kwangtung el cual se extendió con mucha rapidez a Vietnam y Hong Kong, pero se logró controlar velozmente, ya que el fenómeno de la globalización estaba  iniciando y las personas no se movilizaban con tanta facilidad desde Asia al resto del  mundo. 

En ese sentido, el Coronavirus tipo 2 del síndrome respiratorio agudo grave o SARS CoV-2 o comúnmente conocido como Covid-19, apareció en Wuhan China en  diciembre de 2019, la enfermedad se propagó con mucha facilidad al resto de Asia y al  mundo, en marzo de 2020 la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la  situación como pandemia.

En el continente europeo, el primer país que confirmó esta  enfermedad fue Francia, por un viajero que regresó de China, luego de ello, el virus se  propagó por el resto de Europa, sin embargo, los países más afectados han sido Italia,  España y Alemania. 

En América, el primer país en confirmar un caso del COVID-19 fue en los Estados  Unidos de América, actualmente es el Estado que encabeza la mayor cantidad de  contagios en todo el mundo.

En América Latina, el primer país que confirmó un caso  fue Brasil en la ciudad de São Paulo. Esta nación ha sido la más afectada hasta la fecha  por la pandemia en toda Latinoamérica. 

El COVID-19 ha tenido implicaciones económicas y políticas en todo el mundo, debido  a que todos los Estados han impuesto como medida de prevención la cuarentena,  produciendo un estancamiento económico a nivel global.

En este sentido, la Comisión  Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) declaró que esta pandemia traería  consigo una crisis económica en mayores dimensiones que la de 2008, debido a que, al  detener la dinamización de la economía en los Estados, la oferta y la demanda se verá  impactada negativamente incidiendo de forma directa al comercio a nivel nacional e  internacional, generando desempleos masivos y el incremento de la deuda externa en  los Estados.

“En estos momentos CEPAL estima una contracción de -1,8% del producto  interno bruto regional, lo que podría llevar a que el desempleo en la región suba en  diez puntos porcentuales. Esto llevaría a que, de un total de 620 millones de habitantes,  el número de pobres en la región suba de 185 a 220 millones de personas; en tanto que  las personas en pobreza extrema podrían aumentar de 67,4 a 90 millones”.(1) 

Además, todos los Estados están tomando medidas fiscales y monetarias orientadas al  aumento del gasto social, la suspensión de créditos bancarios y el pago de servicios  básicos, con la finalidad de apoyar a la población a enfrentar la pandemia.

Mientras que  las implicaciones políticas, se enlazan directamente a aquellos Estados que continúan  ejerciendo políticas nacionales orientadas en su actuar con el Sistema Internacional,  provocando la Politización de la Cura del COVID-19 en América Latina, una realidad que se busca exponer.

 

1. En búsqueda de una cura 


En ese marco, es importante destacar que a nivel internacional la OMS en marzo publicó  un ensayo clínico llamado “Solidaridad” donde se probarán los seis principales fármacos  y tratamientos para combatir el SARS-CoV-2.

El primero de ellos, es el Remdesivir; este  es un antirretroviral que fue utilizado para enfermedades como el ébola, el síndrome  respiratorio de Oriente Medio (MERS) y el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS)  cabe resaltar que estos últimos son también un tipo de coronavirus, por ende tiene una  estructura similar a la del covid-19.

El segundo de ellos es el Lopinavir con Ritonavir,  estos combinados son utilizados para combatir el Virus de la Inmunodeficiencia  Humana (VIH) debido a que detiene la reproducción del virus, por lo que se cree que  podría ser de gran beneficio para tratar esta enfermedad.

El tercer fármaco es la  Ivermectina, un medicamento antiparasitario que según una investigación de la  Universidad de Monash en Melbourne (Australia), se comprobó que detiene el COVID 19 luego de 48 horas. 

El cuarto, es el tratamiento de Anticuerpos monoclonales, orientadas a brindar defensas  para no contraer el covid-19, según investigaciones “los anticuerpos monoclonales, son  copias producidas en laboratorio de un solo tipo de anticuerpo, constituyen una forma  de inmunoterapia. Acompañan a ciertas proteínas en un virus, neutralizando la  capacidad del patógeno para infectar células humanas. El año pasado, un cóctel de tres  anticuerpos monoclonales, demostró aumentar significativamente las tasas de  supervivencia entre los pacientes con ébola en la República Democrática del Congo”.(2)

Este tratamiento alternativo a los fármacos comunes han tenido impacto a nivel  internacional, debido a que es el método menos invasivo y de carácter preventivo, ya  que se podría generar una vacuna de estos anticuerpos, sin embargo, el efecto de la  misma no sería prolongado.

El quinto es muy similar al anterior ya que se basa en una  Terapia de plasma, donde las personas que han sido curadas de COVID-19 donan su  plasma, a razón de que ya se han desarrollado en el mismo, los anticuerpos necesarios  para combatir esta enfermedad. 

Los anticuerpos y los tratamientos alternativos son de vital importancia para encontrar  junto con las investigaciones una vacuna, debido a que al medir la cantidad de anticuerpos de los pacientes infectados y de los recuperados se podría obtener la  cantidad de anticuerpos necesarios para combatir este virus.

“Los anticuerpos revelan  evidencia de una infección previa en cualquier momento desde aproximadamente una  semana después desde el contagio, actualmente, solo se está estimando el número de  personas que han sido infectadas. “Nadie en el mundo lo ha medido correctamente  todavía”, añade en el informe Martin Hibberd, profesor de enfermedades infecciosas  emergentes en la London School of Hygiene & Tropical Medicine, Reino Unido”(3).

Además, por este medio se pueden realizar pruebas para detectar de forma más certera,  si el paciente padece o no COVID-19, ya que generalmente las pruebas se toman  mediante la Reacción en Cadena de Polimerasa (PCR) desde los primeros días que  apareció esta enfermedad, por ser un procedimiento rutinario en las enfermedades  respiratorias en los laboratorios de los hospitales, las pruebas de los anticuerpos o  conocidas como pruebas rápidas son más eficientes ya que no analizan secreciones  corporales, si no la sangre de las personas detectando los anticuerpos generados ante  esta enfermedad.  

El sexto fármaco y el más controversial de todos por su uso a nivel internacional es la  Hidroxicloroquina y su análogo la cloroquina, el cual es utilizado para la Malaria, el  Lupus y la Artritis Reumatoidea, para verificar su eficacia ha sido probada en diferentes  laboratorios teniendo resultados positivos, este medicamento fue desarrollado desde  hace varios años y se ha probado su eficacia al ser combinado con antibióticos.

Según  el doctor Rutherford epidemiólogo de la Universidad de California en San Francisco  explica cómo funciona este medicamento en el organismo estableciendo que " bloquea  la entrada del virus en la célula e inhibe el metabolismo, lo cual interfiere con la  habilidad del virus para replicarse"(4).

Se debe recalcar que este fármaco al utilizarse como antimalárico se ingiere una dosis  única cada semana, sin embargo, para combatir el coronavirus se debe ingerir 600 mg  diariamente hasta que el médico lo indique, volviéndose un tratamiento completamente  agresivo.

Se han llevado a cabo diversos estudios sobre el mismo, uno de los principales  fue, “un estudio in vitro usando un cultivo de SARS-CoV-2 en células Vero, la  hidroxicloroquina ha mostrado una mayor potencia que la cloroquina para inhibir el  coronavirus del SARS-CoV-2. En el estudio se diseñó un modelo farmacocinético PBPK  para simular cinco dosis diferentes de concentración de hidroxicloroquina en fluido  pulmonar para evaluar el régimen más eficaz en comparación a la cloroquina” (5).

 

1.1 Donald Trump principal impulsor de la Hidroxicloroquina  como tratamiento para el COVID-19 

En ese sentido, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump es el principal  defensor y promotor de este último fármaco.

Sin embargo, dentro del sistema de salud  estadounidense no se ha comprobado científicamente que este tratamiento sea idóneo  para combatir este virus, a pesar de ello, el mandatario afirma que este medicamento  significa un gran avance para la cura del COVID-19, debido a que este fármaco ha sido  utilizado en los Estados Unidos a lo largo de la historia y se encuentra entre los más  recetados en ese país.

Por ende ya se comercia en el mercado, volviéndose innecesario  invertir en otro fármaco nuevo o en tratamientos alternativos, es por ello que Trump se  comprometió a eliminar todos los procesos burocráticos para que se inicien las pruebas  en los pacientes infectados. 

A pesar de las declaraciones del mandatario, la Administración de Alimentos y  Medicamentos (FDA) de los Estados Unidos, determinó que la hidroxicloroquina puede  ser un medicamento contraproducente en pacientes que padecen de COVID-19, debido  a que podría generar anomalías cardíacas por su agresividad.

A pesar de ello por las  presiones del ejecutivo se aprobó el uso de este fármaco en pacientes infectados que  serán parte de un ensayo clínico para monitorear y determinar las implicaciones tanto  positivas como negativas en el cuerpo humano, dichos pacientes deben aceptar y aprobar  ser parte del mismo, siendo previamente informados de los pros y contras del fármaco. 

Pese a las advertencias de la FDA, el alza de la venta y en el acaparamiento de este  medicamento fue evidente, por ello algunos estados como Nueva York, han cancelado  su venta al público y solo podrá adquirirse a través de la indicación de un médico.

Sin  embargo, después de las declaraciones del presidente Trump, los doctores acuden cada  vez más a brindar recetas para su compra, alarmando a los “líderes de tres sociedades  profesionales de cardiología quienes advirtieron el 8 de abril, en la revista Circulation,  que la hidroxicloroquina y la azitromicina podrían causar interrupciones peligrosas en  el ritmo cardíaco, y escribieron: “Hay datos muy limitados que evalúan la seguridad  de la terapia combinada”(6).

Constatando que hasta que un estudio confirme los  beneficios de este medicamento no debe ser recetado a menos que se encuentren dentro  del ensayo clínico.

Sin embargo, es necesario preguntarse ¿las declaraciones y la  promoción de la Hidroxicloroquina por parte de Trump tendrán implicaciones en  América Latina? Esta interrogante se desarrollará más adelante, pues es imprescindible  determinar de primera forma el comportamiento de esta región para afrontar la  pandemia. 


2. América Latina ante el COVID-19 

El primer Estado en confirmar un caso positivo de COVID-19 en América Latina fue  Brasil, ante la ausencia de una acción rápida ante la pandemia, esta se propagó  rápidamente por el resto del país, en Sudamérica, Centroamérica y el Caribe.

Poco a  poco, los casos empezaron a aumentar en cada uno de los países, aunque en su gran  mayoría se habían impuesto medidas preventivas que luego fueron endurecidas con la  finalidad de contener la pandemia.

Es por ello que resulta un factor clave estudiar cómo  Latinoamérica ha enfrentado el COVID-19 debido a que algunos gobernantes se  decantaron por actuar de manera ralentizada y otros con bastante premura, determinando  así, el rumbo de sus países en la crisis sanitaria. 

Entre los Estados que actuaron de forma temprana, sobreponiendo el sector salud al  económico, se puede mencionar a Perú, donde rápidamente se establecieron medidas de  aislamiento con un bono dirigido a grupo familiares a fin de superar la situación.

Por  otro lado, Ecuador declaró un toque de queda en horas nocturnas, asimismo se  suspendieron los vuelos de carácter nacional e internacional y el transporte particular,  además se restringió la movilidad de las personas.

El gobierno chileno, impuso también  un estado de excepción estableciendo un toque de queda por 90 días, además de cerrar  fronteras.

Uruguay quiso prever un brote de COVID-19 mitigando la entrada de los  pasajeros por medio del cierre de fronteras y una cuarentena de 14 días a los  provenientes de países infectados. Por su parte, Argentina, estableció en su territorio un  confinamiento obligatorio. 

 Pese a que Venezuela, se encuentra en una crisis político-económica, el gobierno tomó  medidas acertadas dado que, “constituyó la Comisión Presidencial para el Control y la  Prevención de la pandemia, orientando medidas específicas para el control sanitario,  compra de pruebas COVID-19, equipamiento de protección para el personal de salud  (opa, guantes, máscaras y anteojos, etc.), así como despliegue de medidas económicas  orientadas a garantizar el confinamiento obligatorio”(7).

El Salvador, Guatemala,  Honduras y Panamá, impusieron medidas similares con una cuarentena obligatoria, así  como el cierre de fronteras. Mientras tanto el gobierno cubano impuso un  distanciamiento social y ordenó la retirada de todas las embarcaciones extranjeras.

Es importante destacar que, aunque México tomó medidas pertinentes su desarrollo fue  tardío, provocando críticas comparativas entre decisiones populistas de países como El  Salvador, donde las medidas fueron tomadas desde antes que hubiese un caso  confirmado en el territorio. 

En ese sentido, los demás Estados latinoamericanos tuvieron una reacción tardía para  contener la pandemia por miedo a desestabilizar la economía de sus países, sin embargo,  el caso más emblemático es el brasileño, donde la población presionó al gobierno para  que reaccionara e impusiera medidas para contener la pandemia, puesto que Bolsonaro apoyado por Trump trató de minimizar la situación y el virus.

Es por ello, que estos dos  mandatarios retrasaron en la medida de lo posible el establecimiento de acciones para  contener la pandemia, conllevando a la propagación del virus rápidamente en sus  territorios, siendo actualmente los dos Estados del continente americano con mayor  cantidad de casos de COVID-19. 

Es menester establecer que todas las acciones llevadas a cabo por cada uno de los  gobiernos han repercutido en su imagen política, por ejemplo, en Argentina, “el  Gobierno nacional tiene un alto nivel de aprobación, en tanto la imagen positiva de  Alberto Fernández escaló a niveles récord. En el estudio M&F se llega a 91,7% de  encuestados que aprueban mucho (65,2%) y aprueban algo (26,5%) la forma en la que  Alberto Fernández conduce el problema del coronavirus en el país”(8), por tanto, el  gobierno argentino goza de un apoyo significativo por parte de su población.

El actuar  del gobierno uruguayo también se encontraba a la expectativa de todos sus habitantes y  del mundo, ya que la implosión de la pandemia ocurrió luego dos semanas de asumir el  poder el nuevo gobierno, encabezado por el mandatario Luis Lacalle Pou, quien también  ha tenido una alta aceptación política por las medidas establecidas. 

Un ejemplo claro de la no aceptación popular es Nicaragua, donde las acciones del  gobierno de Daniel Ortega se han caracterizado por una inacción y por ocultar  información en cuanto a la pandemia, por lo que la oposición nicaragüense ha ganado  más aceptación al denunciar públicamente las inconsistencias del gobierno actual.

En  ese sentido también es importante mencionar que la imagen de Lenin Moreno se  deterioró a nivel nacional e internacional pues a pesar de las medidas de contención  establecidas, el colapso tan rápido del sistema de salud ecuatoriano y la viralización de  fotos y videos de la situación en las calles, conllevó a un impacto negativo en su  gobierno. 

Los colapsos de los sistemas de salud en los países latinoamericanos ha sido un efecto  esperado, debido a que en la mayoría de países el presupuesto asignado al sector salud  es insuficiente, siendo la precariedad un rasgo distintivo de la región, “según la OMS,  Chile, Argentina y Brasil invierten por debajo del 5% del PIB en salud pública, en  comparación con el 8% de España y el casi 10% de Francia y Alemania. En tanto,  Venezuela, Haití, Bolivia y Guatemala se ubican por debajo del 2% del gasto público,  mientras que Honduras y República Dominicana no superan el 3%”(9).

Demostrando un  claro ejemplo de la poca inversión y mala administración de este sector. 

El hecho de que el virus apareciera en la región cuando se había comprobado que los  sistemas de salud europeos estaban a punto de colapsar, provocó la incertidumbre y el  miedo en la población latinoamericana y puso en duda la capacidad de resiliencia de los  gobiernos ante este tema, pues si bien en algunos países de América Latina la salud es  considerada como un derecho social, plasmado en la Constitución como por ejemplo en  Venezuela y Brasil.

Sin embargo, las garantías legales y constitucionales no se  traducen en la realidad de la financiación de los sistemas de salud pública. Brasil, el  único país del mundo con más de 100 millones de habitantes que ofrece atención  sanitaria gratuita a todos sus ciudadanos, gasta el 3,8% de su Producto Interior Bruto  (PIB) por este concepto. En general, los sistemas universales son caros y requieren un  mayor esfuerzo de inversión, como es el caso del Reino Unido, que, a pesar de tener  una población tres veces menor, gasta el 7,9% del PIB en su Servicio Nacional de Salud.  Incluso Italia, que actualmente es el escenario de una gran tragedia, gasta el 6,8%. “(10).

Es impactante la contradicción que existe en tratar de garantizar estos derechos de  los habitantes plasmados en la Constitución pues no se realizan esfuerzos significativos  para que se cumplan, muestra de ello, en Venezuela se otorga menos del 2% del PIB per  cápita al sector salud. 

Si bien es cierto que los países latinoamericanos se caracterizan por poseer deudas  externas elevadas viéndose obligados a recortar el gasto público para tratar de subsanar  dicho déficit.

La inversión al sector salud es fundamental para que los habitantes tengan  una buena calidad de vida y en momentos de crisis actuar con mayor rapidez, ya que al  demostrarse la ineficacia para atender la pandemia, con el colapso de los sistemas de  salud brasileños, ecuatorianos, salvadoreños, entre otros y al no contar con el equipo  suficiente como respiradores, camas, hospitales sin la infraestructura adecuada para  albergar a los miles de infectados, se evidencia que en condiciones normales en esta  región hay un promedio global de 27 camas por cada 10 mil habitantes, cifra superada  solo por Cuba y Argentina (alrededor de 50 camas). La situación es más compleja en  países como Bolivia, Nicaragua, Haití, Honduras y Guatemala”(11).

Además, se adolece  del equipo de bioseguridad adecuado para proteger al personal de salud y prevenir un  contagio entre ellos y mucho menos cuentan con la tecnología adecuada para hacer  frente a la pandemia. 

La OMS, actúa a través de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en América  Latina, la cual ha hecho un llamado a los países a tomar las medidas necesarias para  proteger al personal que se encuentra en la primera línea contra la lucha de la pandemia.

La directora de esta organización Carissa F. Etienne, ha mostrado su preocupación por la  escasez del equipo de protección necesario y por el aumento de casos positivos en la  región, e instó a los países a seguir las recomendaciones de esta organización,  manteniendo el distanciamiento social para tratar de disminuir el contagio, haciendo un  llamado a los Estados a trabajar en conjunto para poder sobrellevar la pandemia. 

Asimismo, esta organización ha estado muy cerca de los gobiernos para orientarlos en  su actuar, también ha instado a donantes internacionales a colaborar para lograr obtener casi 95 millones de dólares con la finalidad de apoyar a los Estados latinoamericanos a  enfrentar la pandemia.

Las líneas de acción de la OPS, están orientadas a “ apoyar la  detección temprana de casos a través de los sistemas de vigilancia existentes; asegurar  la capacidad de diagnóstico oportuno de los laboratorios con las pruebas y los reactivos  necesarios; prevenir y el controlar infecciones por la COVID-19 en los servicios de  salud; optimizar la capacidad de los sistemas de salud locales para manejar los casos  y atender en forma segura, y aportar a la difusión de información a la población para  que pueda conocer sus riesgos y tomar medidas para protegerse y proteger a sus seres  queridos”(12).

Aunado a esto, la OMS ha dictado protocolos a seguir para la prevención  de esta enfermedad y ha aceptado realizar una investigación con la finalidad de encontrar la cura lo más pronto posible.

Cabe recalcar que esta organización junto a la OPS, prepararon y lanzaron equipos a nivel regional para dar respuesta a la emergencia,  además, se han elaborado documentos técnicos para contribuir a redireccionar las  estrategias para contener la pandemia, recayendo en los Estados la toma de decisiones  para contener el virus y del mismo modo, encontrar una cura. 


3. La susceptibilidad de los sistemas sanitarios frente a los  intereses políticos y económicos. 

Pareciera ser, que ante el desafío de la búsqueda de una cura para el nuevo coronavirus  no es una tarea única para la comunidad científica, hoy en día, los gobiernos se han  apoderado de dicho rol protagonizando declaraciones polémicas en las que se defiende  el uso de medicamentos como la Cloroquina y la Hidroxicloroquina.

Se trata de un  fenómeno sui generis en el que un médico y un jefe de Estado poseen las mismas  competencias para emitir juicios de valor que comprometen la evolución del virus y más  allá de eso, la seguridad sanitaria a nivel mundial.

Bajo esta premisa, surge la siguiente  interrogante, ¿El descubrimiento de un medicamento contra el Covid-19 posee más  implicaciones políticas que científicas? Y si es así ¿Cuáles son las motivaciones reales  para politizar una pandemia global, cuando de por medio se encuentra la supervivencia  de la humanidad? 

No es objeto del presente ensayo, abordar la temática desde una perspectiva meramente  médica puesto que se caería en una falacia por la ausencia de experticia de las autoras,  valga la aclaración que los argumentos que se han vertido son bajo un enfoque de la  disciplina científica de Relaciones Internacionales.

En este sentido, partiendo desde los  hechos mismos, cada Estado se ha hecho acompañar de una especie de consejo médico científico para la toma de decisiones que posteriormente se han convertido en políticas  públicas cuya “pretensión primordial es la contención del virus”; un factor clave para el  presente análisis puesto que el desconocimiento y la ignorancia queda al margen de  dichos actores en su totalidad.

En marzo de 2020 el virólogo francés Didier Raoult, quién encabeza el consejo médico  del presidente francés, Enmanuel Macron, publicó un estudio en el que se mostraba  como medicamento predilecto la hidroxicloroquina y la azitromicina para atacar al  actual coronavirus.

Es a partir de ahí, que el caso estadounidense se vuelve emblemático,  pues el presidente Donald Trump se volvió un defensor acérrimo del medicamento, sin  embargo, sus declaraciones influyeron no sólo en la toma de decisiones a nivel nacional,  sino que trascendió a un punto tal que otros mandatarios retomaron el uso de la  Hidroxicloroquina como un profiláctico, según afirmaciones del presidente de la  República de El Salvador, Nayib Bukele.

No obstante, y en total contradicción el  mandatario también aseguró que dicho medicamento había sido retirado de los  protocolos de atención implementados en el país.

De la misma manera, el presidente Jair  Bolsonaro afirmó que “Quien está a la derecha toma cloroquina. Quien está a la  izquierda toma Tubaína “, refiriéndose a una antigua marca de refrescos cuyo nombre  correcto es Itubaína.(13)

Un claro signo de una bipolarización ideológica que pese a su  ausencia de validez puede llegar a repercutir la salud de los ciudadanos brasileiros. 

Si a las declaraciones de presidente norteamericano, se adiciona el avistamiento de un  período electoral próximo en Latinoamérica y una nueva crisis de la democracia, se  podrá obtener un amplio espectro que permitiría comprender la exasperación de los  gobiernos de la región por encontrar una cura para la actual pandemia, puesto que su  reputación y legitimidad está en juego ante la opinión pública.

Frente a la emergencia  sanitaria, la presidenta del Consejo Nacional Electoral del Ecuador, Diana Atamaint ya  ha planteado la posibilidad de retrasar las elecciones presidenciales y legislativas del  2021, sin embargo, no ha obtenido el apoyo del presidente Lenin Moreno.

El Salvador,  tampoco se encuentra exento de riñas electorales ya que se ha utilizado a la pandemia  como una demostración de poder que ha conllevado el surgimiento de un conflicto entre  los 3 órganos del Estado, como una antesala a las futuras elecciones de diputados y  alcaldes en 2021. 

Por su parte, Perú se encuentra ante unas futuras elecciones que determinarán la figura  de un nuevo Jefe de Estado, puesto que el actual presidente Martín Vizcarra no podría  reelegirse de forma inmediata de acuerdo a lo establecido en la Carta Magna,  considerando a su vez, la ausencia de apoyo partidario ni representación política en el  congreso de la República.

En el caso de Bolivia, el Tribunal Supremo Electoral postergó  las elecciones que se realizarían el 3 mayo, por lo que la Asamblea Legislativa ha creado  un proyecto de Ley, para ampliar el plazo de ejecución de las elecciones generales entre  junio y septiembre. 

El Gobierno Uruguayo, a través del Tribunal Superior de Justicia Electoral ha  comunicado la suspensión de las elecciones de intendentes y concejales municipales  para el período 2020-2025, cuya reanudación estará prevista para el 27 de septiembre  del presente año, como una clara contestación ante la emergencia epidemiológica  anunciada por el Ministerio de Salud Pública.

Asimismo, República Dominicana celebró sus elecciones municipales con un supuesto empate en los resultados de los  contendientes elegidos, situación que se ha suscitado entre denuncias de fraude a raíz de  un desperfecto en el sistema automatizado y el inicio de casos detectados de COVID-19  dentro del país.

El caso de Guyana, es más complejo, puesto que desde marzo se ha visto  envuelta en una aparente postergación indefinida del conteo electoral, por lo que el virus  ha servido como una cortina de humo que ha atenuado la probabilidad de encontrarse  frente a un fraude electoral por parte del bloque opositor, el Partido Progresista del  Pueblo (PPP), quién presume haber obtenido la mayoría de los votos en las elecciones  generales. 

Los ejemplos anteriormente descritos, comprueban que las medidas a las que muchas  veces se les ha tildado de ser drásticas, parecen justificarse en la protección de la vida  frente al surgimiento del actual virus.

Sin embargo queda en tela de juicio del lector  tomar o no a su consideración, si la contención del COVID-19 podría tornarse en un  escenario propicio para convertirse en una campaña electoral resguardada en el asiduo  argumento de ser un desafío “nunca antes visto” o ser “ la mayor crisis sanitaria que se  ha develado en la región en los últimos 100 años” convirtiéndose en la prioridad  coyuntural de los gobiernos, dejando al margen otras problemáticas que si bien no son  urgentes pero continúan siendo importantes para la población. 

Mientras tanto la OMS se ha encontrado envuelta en medio de un tira y encoge entre la  salida de su principal ex financiador estadounidense y el apoyo incondicional del  Gobierno Chino.

Una situación muy particular que ha conllevado no solo una disputa  política sino además, ha determinado el accionar de dicho organismo en cuestiones que  van desde la búsqueda de nuevas formas de financiamiento (con las nuevas fundaciones  propiciadas por Naciones Unidas desde finales de mayo, para percibir donaciones  filantrópicas y públicas para la lucha contra el nuevo coronavirus) hasta la modificación  de protocolos de atención originalmente propuestos desde los inicios de la pandemia (la  eliminación del uso de la hidroxicloroquina), en medio de una comunidad científica que  no encuentra consenso para determinar el medicamento correcto contra el COVID-19.

Y es que a este punto, se intercepta un factor igualmente poderoso que la política misma:  los intereses comerciales de las empresas farmacéuticas. 

Hasta el momento, los mayores productores del medicamento antimalárico son: Ipca  Laboratories, Zydus Cadila (ambos de origen indio), Norvartis (una empresa  multinacional farmacéutica y biotecnológica suiza), Teva (Compañía farmacéutica  internacional de origen israelí) Bayer (empresa químico farmacéutica alemana), Abcam  (Empresa británica productora y especialista en investigación de proteínas) Rising  Pharma, Mylan, Abbott (empresas farmacéuticas estadounidenses).

Identificar a los  principales productores de Hidroxicloroquina podría revelar el modus operandi de la  política exterior de algunos Estados en el marco de la pandemia actual, para ilustrar, se  iniciará mencionando la paradoja de la India, quién es el mayor productor del  medicamento en la actualidad pero que ha prohibido la exportación de hidroxicloroquina  a excepción de envíos bajo ciertas circunstancias y quién al mismo tiempo a través de Watson Pharma, fabricante perteneciente a Teva Pharmaceuticals, ha planificado  triplicar su producción de hidroxicloroquina en las próximas dos semanas.(14)

En concordancia a un reportaje del New York Times, Udaya Bhaskar, director general  del Consejo de Promoción de las Exportaciones Farmacéuticas de la India, ha afirmado  que existe la probabilidad que India demande el uso de 56 toneladas métricas, cuando  actualmente solo posee 38 de ellas, por lo tanto, una política de acaparación de  medicinas ante los aumentos de personas infectadas provocará con certeza escasez en  otros países.

El Presidente Norteamericano no se ha quedado atrás, ya que hace unas  semanas ha citado una ley creada en el contexto de la Guerra con Corea para  fundamentar su decisión de prohibir exportaciones de tapabocas americanos, de forma  que aquellas compañías estadounidenses que fabrican dichos productos a nivel  internacional, deberán redireccionar su oferta al mercado norteamericano.  

Al respecto, la Compañía estadounidense 3M aseveró que congelar las exportaciones  pondría en riesgo a empleados de la salud pertenecientes a Canadá y Latinoamérica.

El  presidente norteamericano, asesorado por Peter Navarro, ha retomado la situación de  emergencia como una ocasión conveniente para presionar a empresas multinacionales a  retirarse de China y reincorporarse en Estados Unidos bajo una normativa que  comprometa a las compañías a comprar equipamiento y productos médicos a  proveedores nacionales. 

Entre otros países que han prohibido la exportación de tapabocas y otros productos  médicos se encuentran India, Bangladesh, Taiwán, Indonesia, Tailandia, Turquía,  Ucrania, Sudáfrica, Pakistán, Ecuador, Reino Unido y por supuesto los miembros de la  Unión Europea.

Ante esta situación la directora general adjunta de medicamentos y  productos de la OMS, Mariangela Simao ha declarado que la prohibición de las  exportaciones no provee aportación alguna en la lucha contra el COVID-19 puesto que  solo desabastece suministros vitales que actualmente son requeridos en cualquier parte  del mundo. 

Lo anteriormente planteado, permite visualizar una connotación muy propia de la  globalización neoliberal, en donde existe una simbiosis entre la economía y la política  a nivel mundial, que se enfatiza a la par de las estrategias utilizadas por las farmacéuticas  para implantarse en el comercio internacional gracias a las presiones ejercidas para  lograr la legalización de medicamentos dentro del aparataje jurídico interno de los  Estados, sin importar si su producción y consumo trae efectos nocivos a la seguridad  sanitaria de la comunidad internacional. 

Con la llegada del virus a Europa, la Unión Europea enfrentó una de las mayores  divisiones entre sus miembros, debido a que cada Estado ha tomado decisiones  unilaterales acorde a la capacidad de sus sistemas de salud.

La ausencia de cooperación  y diálogo para estructurar medidas sanitarias como bloque regional tuvieron serias consecuencias que se manifestaron bajo una diversidad de formas, siendo una de las más  visibles el colapso de los centros de salud.

Recientemente, América Latina ha sido el  nuevo foco de infección y muchos analistas se han preguntado si los sistemas de salud  de la región están lo suficientemente capacitados para la contención de la pandemia de  COVID-19, afirmando que, si los hospitales europeos no dieron abasto, el caso de la  región sería más alarmante.

Es un hecho que, en muchas constituciones del continente,  se establece el acceso a la salud como un derecho social, aunque ello no sea garantía de  una financiación adecuada para el equipamiento de centros de salud, como se expuso  anteriormente. 

3.1 Brechas entre el sistema de salud latinoamericano frente a  sistemas de salud de países desarrollados. 

Es un hecho que desde siempre y basándose en el grado de desarrollo latinoamericano,  los sistemas de salud poseen falencias abismales con respecto a otros existentes en el  mundo, iniciando por poseer un equipo de empleados de la salud muy limitado a  comparación de la demanda que requiere atender una pandemia global.

Los gobiernos  latinoamericanos reservan una proporción considerable de su presupuesto nacional a  otros sectores como la economía, infraestructura, seguridad pública y políticas públicas  de diversa índole, dejando en un último plano a los sistemas de salud, volviéndose una  característica propia de países en desarrollo pertenecientes a un sistema económico  neoliberal, que a partir del Consenso de Washington, con la creación del Fondo  Monetario Internacional y sus programas de ajuste estructural, se priorizó la  privatización de instituciones públicas para focalizar la gestión de los Gobiernos como  gendarmes que en lugar de “obstaculizar” la economía se encargarían de velar por  propiciar un orden público atrayente de inversiones extranjeras y de un anhelado  crecimiento económico. 

Como parte del equipamiento necesario para afrontar el estado de emergencia de salud,  América Latina ha requerido idear estrategias para el abastecimiento de respiradores,  camas, medicamentos y centros de salud.

Es por ello que los gobiernos de la región se  enfrentan al desafío titánico de idear planes para poder suministrar y dar una mejor  atención médica a su población.

Esfuerzos realizados como el caso de Brasil cuyos  investigadores militares y científicos de las Fuerzas Armadas en un trabajo conjunto con  la Universidad de Sao Paulo, han iniciado desde principios de junio de 2020, la  producción en escala de ventiladores pulmonares de emergencia , conocidos como  "Inspire" así como los prototipos de 730 máscaras rígidas producidas con impresoras  3D con la finalidad de proteger al personal médico en la lucha contra COVID-19,  demuestran avances esperanzadores, sin ignorar por supuesto, que dichas medidas deben  ampliarse para poder solventar las limitaciones existentes. 

Estimaciones realizadas por el Instituto de Estudios de Política Sanitaria (Ieps)  demuestran que “por cada 1% de la población infectada, se necesitarán casi 1.000  millones de reales en gastos adicionales (sólo en hospitalizaciones) por parte del Estado  brasileño. Esto significa que si el 20% de la población se infecta con COVID-19, se necesitarán casi 19.000 millones de reales adicionales, lo que equivale prácticamente  al Presupuesto total que el país gastó en hospitalizaciones en 2019”(15) por lo que las  transformaciones requeridas para acrecentar la capacidad de los centros de salud no solo  brasileños, sino todos los sistemas de salud latinoamericanos, requerirán de un plazo  considerable de tiempo, tomando como referencia a un sistema de salud brasileño que  pese al accionar de su jefe de Estado, continúa siendo uno de los más robustos de la  región. 

Una de las diferencias más perceptibles entre la capacidad hospitalaria de países  desarrollados y países en desarrollo, es que los primeros afrontan la lucha contra  enfermedades crónicas no infectocontagiosas (enfermedades cardiovasculares, cáncer,  enfermedades respiratorias crónicas ) mientras que los segundos se encuentran en un  doble rasero en medio de padecimientos crónicos y enfermedades infecciosas (H1N1,  dengue, zika, etc.) que si bien, han generado compromisos a nivel intergubernamental, siendo además un conjunto de lecciones aprendidas, que en momento de crisis sanitarias  coadyuvaron a mejorar protocolos de atención, pero que ante una pandemia con las  magnitudes recientes, evidencian la persistencia de sistemas de salud endebles.

Muestra  de ello es que muchos países de la región, han centralizado en pocos o en el peor de los  casos hasta un laboratorio único para realizar diagnósticos mediante PCR, por lo que la  agilidad para determinar casos positivos y la capacidad de poder intervenirlos, se ve  sumamente debilitada, razón por la que el riesgo de contagio aumenta a su vez. 

Es conocido por muchos que América Latina es una zona geográfica caracterizada por  una profunda desigualdad socioeconómica, más aún ahora, cuando el panorama  epidemiológico revela una segmentación de una gran mayoría de sus sistemas de salud  a lo que coordinación y acceso a una atención médica se refiere, puesto que un  latinoamericano promedio no posee la capacidad adquisitiva para poder asumir el costo  de PCR, servicios médicos y en el futuro hasta el costo de la vacuna contra COVID-19.  

En consecuencia, dichas circunstancias se vuelven un desafío colosal, en primer lugar, para la capacidad hospitalaria de los países latinoamericanos quienes deben asumir los  costos del medicamento, empero, al mismo tiempo, las empresas farmacéuticas tendrán  que valorar, al momento de encontrar la anhelada cura, la estipulación de precios que  sean accesibles para la región o por lo menos para el mercado meta que les permita  obtener beneficios redituables para su industria.

No es de extrañarse entonces, el porqué  de la defensa de una hidroxicloroquina con unos costes de producción cómodos para  bolsillos desarrollados como en desarrollo, tanto por empresas farmacéuticas como por  los mismos gobiernos a nivel mundial. 


Conclusiones 

El listado de las debilidades de los sistemas de salud de América Latina es descomunal  y si esa fuese la razón de este escrito, no serían unas cuantas páginas sino una  compilación extensa contextualizada alrededor de 33 naciones cuyo derecho a la salud  ha sido vulnerado históricamente y sobre todo en pleno siglo XXI, a costa de la  corrupción de funcionarios públicos, crisis económicas interminables, “una innata  pobreza”, los efectos nocivos de una globalización neoliberal, más una oleada de  populismo; por lo que es momento de entablar las siguientes acotaciones finales. 

En primer lugar, para fortalecer la seguridad sanitaria del sistema internacional en su  conjunto, es necesario hacer una reflexión crítica sobre los desafíos que se han hecho  manifiestos con la llegada de una nueva pandemia, para transformar no sólo la visión  que actualmente se posee con respecto al derecho a la salud, sino además reconstruir un  nuevo estilo de vida del ser humano y su relación con el medioambiente.

El sistema  económico, las modalidades de empleo van relacionados con los cambios a los que se  hace referencia.

Parece inaudito, como en medio de un juego de suma cero, las empresas farmacéuticas se alían junto a las entidades gubernamentales en favor de intereses  meramente comerciales, desamparando por completo la calidad de vida humana, al no  contemplar dentro de sus prioridades, los efectos colaterales que estos medicamentos  gananciosos pueden provocar en la salud de la población. 

Bajo la misma línea, la politización de una pandemia como la que actualmente impera  en el planeta, requiere replantearse el funcionamiento real de los gobiernos, es decir,  ¿para quienes se gobierna verdaderamente? ¿Velan por los derechos humanos o por los  requerimientos del libre mercado?

Es aquí donde la participación ciudadana también  entra en el campo de juego, puesto que ante un sistema internacional regenerado por  actores como las empresas transnacionales y organizaciones internacionales que  parecieran minar la soberanía del Estado, su validez sigue intacta y es por ello que la  contraloría social es legítima en su máxima expresión desde siempre y más aún en la coyuntura actual.

El tiempo electoral se avecina en América Latina, en consecuencia,  elegir a los funcionarios públicos idóneos es un deber civil que se mantiene presente a  nivel regional, puesto que la llegada de una pandemia, ha comprobado que el populismo  es un síntoma claro de corrupción, que no se trata de una enfermedad de naturaleza  solamente política, sino que sus efectos trascienden hasta la calidad y acceso de atención  a la salud, que todo ser humano posee como derecho inherente. 

En segundo lugar, es imperativo realizar modificaciones que denoten una mejoría del  accionar de la OMS así como de sus mecanismos de financiamiento.

La salida de su  “socio mayoritario” ha provocado una crisis interna puesto que aún se desconoce si su  nuevo defensor oriental brindará un incondicional aporte financiero de la misma  magnitud o si su cooperación seguirá siendo coartada ante intereses particulares.

Por lo  que una de las posibles recomendaciones es evitar en la medida de lo posible la  prevalencia de financistas mayoritarios para preservar la igualdad de cada uno de sus Estados miembros.

Al mismo tiempo, es evidente la búsqueda de nuevos programas de  investigación y monitoreo de los sistemas de salud a nivel mundial, de tal forma que a  la par de los informes que cada país brinde respecto a crisis sanitarias o padecimiento de enfermedades que pueden afectar la seguridad sanitaria de la comunidad internacional, se coloquen indicadores y sistemas de supervisión para la prevención de  futuras pandemias, los sistemas de comunicación entre sus miembros y la organización  misma, es un elemento clave que puede salvaguardar la existencia de la humanidad. 

Finalmente, a nivel regional, los sistemas de salud enfrentan una infinidad de desafíos  que van desde la capacidad hospitalaria y el panorama epidemiológico hasta el acceso a  la salud en función de la capacidad adquisitiva de los individuos.

Según la opinión de  expertos como el Doctor peruano Ernesto Gozzer, los sistemas de salud de América  Latina deben invertir en protocolos de salud preventiva, evitando no solo un mayor gasto  público con la llegada de crisis sanitarias, sino además se conseguiría eludir el colapso  de centros hospitalarios, sin agravar la situación económica de los países en desarrollo. 

La pandemia más registrada en la historia por los medios de comunicación en tiempo  real, llegó tomando súbitamente al personal médico, a innovaciones de tecnología de  punta, una comunidad científica dividida y la misma evolución del ser humano en pleno  siglo XXI.

Reiterando que hasta ahora la fórmula secreta para alcanzar la seguridad sanitaria mundial se encontrará estructurada por la política , más la economía y finalmente por unas pizcas de ciencia.

Mientras los intereses comerciales continúen  prevaleciendo frente a la calidad de vida del ser humano, mientras la misión de  conquistar el mundo sea más fuerte que una globalización benéfica que provea de una  cooperación real para enfrentar desafíos comunes que el atrevimiento de la raza humana  ha provocado con su errado accionar.

Gracias a la globalización, probablemente la  producción acelerada de la vacuna será un hecho, ¿pero ofrecerá la calidad debida para  la salvaguarda de millones de pacientes?


* Estudiante de quinto año de la Licenciatura en Relaciones Internacionales de la Universidad de El Salvador (UES) San Salvador, El Salvador. Correo electrónico: gabyuma97@gmail.com 


** Estudiante de quinto año de la Licenciatura en Relaciones Internacionales de la Universidad de El Salvador  (UES) San Salvador, El Salvador. Correo electrónico: lovosandrea@gmail.com


Notas

1 Comisión Económica para América Latina y El Caribe (CEPAL) (2020) COVID-19 tendrá graves  efectos sobre la economía mundial e impactará a los países de América Latina y el Caribe,  https://www.cepal.org/es/comunicados/covid-19-tendra-graves-efectos-la-economia-mundial impactara-paises-america-latina (consultada el 2 de junio de 2020)

2 María Chávez. (2020). Estos son los 6 fármacos más prometedores que testean en el mundo para  combatir el coronavirus, Infobae, https://www.infobae.com/america/tendencias america/2020/04/09/estos-son-los-6-farmacos-mas-prometedores-que-testean-en-todo-el-mundo para-combatir-el-coronavirus/ (consultado el 3 de junio de 2020)

3 Carmen M. López. (2020) Covid-19 La importancia de la prueba de los anticuerpos. Gaceta Médica,  https://gacetamedica.com/investigacion/covid-19-la-importancia-de-las-pruebas-de-anticuerpos/  (consultado el 03 de junio de 2020) 

4 BBC NEWS Mundo. (2020) Coronavirus: qué es la hidroxicloroquina, el medicamento contra la  malaria que en EE.UU. estudian como potencial tratamiento del covid-19.  

https://www.bbc.com/mundo/noticias-51991197 (consultado el 03 de junio de 2020)


5 Yao X, Ye F, Zhang M, Cui C, Huang B, Niu P, Liu X, Zhao L, Dong E, Song C, Zhan S, Lu R, Li H,  Tan W, Liu D. (2020) In Vitro Antiviral Activity and Projection of Optimized Dosing Design of  hydroxychloroquine for the Treatment of Severe Acute Respiratory Syndrome Coronavirus 2 (SARS CoV-2). Clinical Infectious Diseases The Oxford Academic. https://doi.org/10.1093/cid/ciaa237  (consultado el 03 de junio de 2020)


6 Denise Grady, Katie Thomas, Patrick J. Lyons, Neil Vigdor. (2020). Lo que hay que saber sobre la  hidroxicloroquina. New York Times. https://www.nytimes.com/es/2020/05/19/espanol/plaquenil hidroxycloroquina-Trump-que-es.html (consultado el 3 de junio de 2020)


7 CELAG. (2020) Geografía Política del Coronavirus en América Latina.  https://www.celag.org/geografia-politica-de-coronavirus-en-america-latina/ (consultado el 03 de junio  de 2020)

8 CELAG. (2020) Geografía Política del Coronavirus en América Latina.  https://www.celag.org/geografia-politica-de-coronavirus-en-america-latina/ (consultado el 03 de junio  de 2020)

9 Juan José Dioses. (2020) América Latina. La cruda realidad de los sistemas de salud y la pandemia.  Vatican News. https://www.vaticannews.va/es/mundo/news/2020-04/america-latina-cruda-realidad sistemas-salud-pandemia-coronvirus.html (consultado el 03 de junio de 2020)


10 Juan José Dioses. (2020) América Latina. La cruda realidad de los sistemas de salud y la pandemia.  Vatican News. https://www.vaticannews.va/es/mundo/news/2020-04/america-latina-cruda-realidad sistemas-salud-pandemia-coronvirus.html (consultado el 03 de junio de 2020)

11 Miguel Lago. (2020). ¿Están los sistemas sanitarios latinoamericanos preparados para el  coronavirus? Agenda Pública, El País. http://agendapublica.elpais.com/estan-los-sistemas-sanitarios latinoamericanos-preparados-para-el-coronavirus/ (consultado el 4 de junio de 2020)

12 Organización Panamericana de Salud. (2020). Llamamiento a donantes de la OPS requiere 95  millones de dólares para ayudar a América Latina y el Caribe a enfrentar la pandemia por COVID-19,  OPS. https://www.paho.org/hq/index.php?option=com_content&view=article&id=15767:paho-appealsfor-95-million-to-help-latin-america-and-the-caribbean-cope-with-the-covid-19-pandemic&Itemid=1926&lang=es (consultado el 04 de junio de 2020)

13 Jornal O tempo. (2020) "Los de la derecha toman cloroquina, los de la izquierda, Tubaína", dice  Bolsonaro. https://www.otempo.com.br/coronavirus/quem-e-de-direita-toma-cloroquina-quem-e-de esquerda-tubaina-diz-bolsonaro-1.2339425 , consultada el 5 de jun. de 20.

14 New York Times. (2020) El nuevo frente del nacionalismo: la batalla global contra el virus.  https://www.nytimes.com/es/2020/04/13/espanol/negocios/nacionalismo-coronavirus-vacuna.html.  (Consultada el 5 de junio de 2020)

15 Miguel Lago. (2020). ¿Están los sistemas sanitarios latinoamericanos preparados para el  coronavirus? Agenda Pública, El País. http://agendapublica.elpais.com/estan-los-sistemas-sanitarios latinoamericanos-preparados-para-el-coronavirus/ (consultado el 4 de junio de 2020)



Referencias Bibliográficas 

BBC NEWS Mundo. (2020) Coronavirus: qué es la hidroxicloroquina, el  medicamento contra la malaria que en EE.UU. estudian como potencial tratamiento  del covid-19. https://www.bbc.com/mundo/noticias-51991197. 

CELAG. (2020) Geografía Política del Coronavirus en América Latina.  https://www.celag.org/geografia-politica-de-coronavirus-en-america-latina/.  

Chávez. María (2020). Estos son los 6 fármacos más prometedores que testean en el  mundo para combatir el coronavirus, Infobae,  https://www.infobae.com/america/tendencias-america/2020/04/09/estos-son-los-6- farmacos-mas-prometedores-que-testean-en-todo-el-mundo-para-combatir-el coronavirus/.  

Comisión Económica para América Latina y El Caribe (CEPAL) (2020) COVID-19  tendrá graves efectos sobre la economía mundial e impactará a los países de América  Latina y el Caribe. https://www.cepal.org/es/comunicados/covid-19-tendra-graves efectos-la-economia-mundial-impactara-paises-america-latina.  

Dioses Juan José. (2020) América Latina. La cruda realidad de los sistemas de salud  y la pandemia. Vatican News. https://www.vaticannews.va/es/mundo/news/2020- 04/america-latina-cruda-realidad-sistemas-salud-pandemia-coronvirus.html. 

Grady Denise. Thomas Katie. Lyons Patrick J. Vigdor Neil. (2020). Lo que hay que  saber sobre la hidroxicloroquina. New York Times.  https://www.nytimes.com/es/2020/05/19/espanol/plaquenil-hidroxycloroquina Trump-que-es.html. 

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:paho-appeals-for-95-million-to-help-latin-america-and-the-caribbean-cope-with the-covid-19-pandemic&Itemid=1926&lang=es.  

Tempo O Jornal. (2020) "Los de la derecha toman cloroquina, los de la izquierda,  Tubaína", dice Bolsonaro. https://www.otempo.com.br/coronavirus/quem-e-de direita-toma-cloroquina-quem-e-de-esquerda-tubaina-diz-bolsonaro-1.2339425.  

Yao X, Ye F, Zhang M, Cui C, Huang B, Niu P, Liu X, Zhao L, Dong E, Song C,  Zhan S, Lu R, Li H, Tan W, Liu D. (2020) In Vitro Antiviral Activity and Projection  of Optimized Dosing Design of hydroxychloroquine for the Treatment of Severe  Acute Respiratory Syndrome Coronavirus 2 (SARS-CoV-2). Clinical Infectious  Diseases The Oxford Academic. https://doi.org/10.1093/cid/ciaa237. 


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