REFLEXIÓN GLOBALIZADA 017

 

LA REGIÓN DE AMÉRICA LATINA EN EL CONTEXTO DE LA GLOBALIZACIÓN

Por Giannina María Morales Velásquez

La globalización es un proceso económico, tecnológico, político, social y cultural mundial, que incluye una serie de cambios sociales y políticos entre diferentes países del mundo, de manera que los intercambios e interdependencias entre ellos se fortalecen continuamente. 

La globalización es generalmente considerada como un proceso dinámico, producto principalmente por la sociedad, que abre la puerta a la revolución de la información, en su cultura política, leyes y sistemas económicos nacionales y en sus relaciones tanto nacionales como internacionales.

Este proceso se originó en la civilización occidental y se expandió por todo el mundo en las ultimas décadas de la era contemporánea (segunda mitad del siglo XX), cobro el mayor impulso con el fin de la Guerra Fría y continuo hasta el siglo XXI. 

Su característica económica es que la economía local está integrada en la economía del mercado mundial. En la economía del mercado mundial, los métodos de producción y los flujos de capital se asignan a escala mundial (también conocida como “nueva economía”), y las empresas multinacionales actúan juntas. Se establece el libre flujo de capitales y la certeza de la sociedad de consumo.

El ordenamiento jurídico también ha sentido el impacto de la globalización y considera que además del reconocimiento universal de los derechos básicos de los ciudadanos, también es necesario estandarizar y simplificar los procedimientos y normativas nacionales e internacionales para mejorar la competitividad y las condiciones de seguridad jurídica. 

En cultura, se caracteriza por la interconexión de la sociedad local y en la cultural global (o aldea global), por lo que existen desacuerdos sobre si se trata de un fenómeno de asimilación occidental o de un fenómeno de integración multicultural.

En términos de tecnología, la globalización depende del desarrollo de la conectividad humana (transporte y telecomunicaciones) para promover la libre circulación de personas y la popularización de las tecnologías de la información y la comunicación e internet. 

En el plano ideológico, los credos y valores del colectivismo y el tradicionalismo han provocado un descontento generalizado y han perdido la base de individualismo y el cosmopolitismo en una sociedad abierta.

Al mismo tiempo, en la política actual, el gobierno está perdiendo poder en ciertas áreas, que son asumidas por la sociedad civil. Este fenómeno se llama sociedad red. 

El activismo ha girado cada vez más en torno a los movimientos sociales y a las redes sociales, mientras que los partidos políticos solían hacerlo. La transición democrática contra los regímenes autoritarios se ha extendido, y la política pública destaca los esfuerzos de algunas economías anteriores para la transición al capitalismo y la transición del feudalismo al capitalismo en las economías subdesarrolladas.

A pesar de los avances logrados por la humanidad, la globalización sigue siendo un arma de doble filo, la cual producirá pro y contras. En otras palabras, conviven tanto oportunidades como desafíos. 

Ante esto, el problema de cualquier país, incluyendo aquellos de América Latina y El Caribe, puede no ser la inserción o la no inserción, sino aprovechar las oportunidades y responder con éxito a los desafíos que plantea el mundo globalizado.

¿Cuál es el modelo de desarrollo correcto para América Latina? Hasta ahora, América Latina ha adoptado tres modelos principales de desarrollo: la exportación de productos primarios, la industrialización mediante la sustitución de importaciones y el neoliberalismo. Sin embargo, ninguno de ellos produjo un despegue definitivo.

Es muy fácil encontrar que nunca existe un modelo teórico perfecto para un país en específico. Entonces, pensemos, ¿Cuál es el modelo de desarrollo más adecuado para América Latina? 

Las respuestas nunca pueden ser liberales, cepalíes, neoliberales o cualquier otra definición basada en alguna doctrina teórica; esta puede usarse para referirse a ella, pero no debe ser su única respuesta.

Para construir un modelo que asegure un desarrollo favorable a largo plazo en los países de América Latina, se debe considerar un eje central y dos pilares. Como se establece en un considerado clásico chino del autor Sun Tzu “El arte de la guerra” que menciona “Conoce al enemigo, compréndete a ti mismo y asegura la victoria”. 

Dicho clásico plantea el eje central, el punto de partida y el objetivo final del desarrollo nacional.

Cualquier modelo es una comprensión objetiva de la realidad del mundo globalizado, así como también el respeto por las condiciones especiales y fundamentales de cada país. 

Por ello, las relaciones favorables con los países vecinos y con el resto del mundo son los dos pilares tanto básicos como fundamentales para determinar un entorno apto para el desarrollo.

En resumen, si bien es difícil configurar un modelo de desarrollo adecuado para América Latina o cada uno de sus países, cualquier modelo que se adopte debe integrar el crecimiento económico con el desarrollo humano.

La globalización ha cambiado. Si en sus inicios se trataba de un fenómeno económico impulsado por el avance de la ciencia y tecnología y también impulsado por la internacionalización de las empresas multinacionales, hoy en día se ha convertido en un factor clave que abarca las relaciones entre política, sociedad, cultural, etc.

Los cambios que esta genera son constantes e inesperados. Todo esto hace necesario que los países con intereses comunes ajusten sus agendas internacionales y también formulen contramedidas coordinadas para enfrentar los cambios que están siendo provocados por la globalización.

La realidad de la región requiere más que nunca una integración plena, porque los países latinoamericanos nunca han sido más interdependientes como lo son ahora, tanto en términos positivos como negativos. 

Evidentemente, el desarrollo de los países latinoamericanos requiere de un entorno pacifico, sin alguna mala intervención de las potencias mundiales. Es un entorno donde el poder internacional está equilibrado.

Por lo tanto, a relación entre América Latina y el resto del mundo debe considerar vivir en armonía con otros países buscando una cooperación basada en el dialogo y la consulta, con el fin de poder ampliar consensos, profundizar intereses comunes y enfrentar desafíos en sintonía con otros países tanto del Norte como el Sur.

(*) La autora es estudiante de relaciones internacionales