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LA REGIÓN DE AMÉRICA LATINA EN EL CONTEXTO DE LA GLOBALIZACIÓN

Por Vanessa Benavides


Cuando se nos presenta el término de “globalización”, muchos de nosotros, incluyendo a mi persona, no encontramos las palabras más adecuadas para definir dicho concepto y, por tanto, no somos capaces de analizar las implicaciones que este fenómeno conlleva.

Es por eso, que con este artículo pretendo ampliar de manera clara y sencilla las implicaciones del término.

Por tanto, es conveniente señalar que la globalización es entendida como un proceso multidimensional de cambios complejos a nivel global, el cual abarca ámbitos de carácter social, político, tecnológico, económico y cultural; asimismo, está caracterizada por generar una interconexión, integración y una creciente interdependencia que permite un acercamiento en tiempo real con una multiplicidad de actores alrededor del mundo.

En ese sentido, la globalización conllevó la desaparición de las fronteras nacionales y geo-políticas, trayendo consigo la expansión del mercado y una mayor circulación de bienes, servicios y capitales.

Desde mi perspectiva, este proceso, como cualquier otro, trajo consecuencias tanto positivas, como negativas.

Por un lado, se aumentaron y fortalecieron los avances tecnológicos, las relaciones de amistad y cooperación, el desarrollo económico y social, el acceso a productos y mercancías, y la capacidad de producción sectorial.

Contrariamente, creó una amenaza a la cultura; promovió el consumismo; conllevó la obstaculización en el desarrollo del comercio local, y un aumento en la brecha social, económica y tecnológica, en la rivalidad internacional y el intervencionismo extranjero; y la concentración del “gran capital” en las multinacionales.

Paralelamente, es necesario mencionar los múltiples beneficios que la globalización conllevó en la región.

Inicialmente, con el objetivo de mejorar la competencia económica global, se ha generado una expansión y liberalización de los mercados y socios comerciales; y una creación y participación en nuevas organizaciones, acuerdos regionales y estrategias bilaterales y multinacionales, entre las que destacan: el tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, América Central y República Dominicana (DR-CAFTA), y el Mercado Común del Sur entre Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay (MERCOSUR).

Asimismo, en el plano social, la globalización ha permitido la integración y facilidad de las comunicaciones entre los gobiernos dentro y fuera de la región; el intercambio cultural y lingüístico; y la extensión, difusión y control frente a posibles violaciones de los Derechos Humanos. Seguidamente, en el plano tecnológico, en conjunto con las TICS, se comenzó a difundir la computación en la nube; se consolidaron cambios y avances profundos en los sistemas de innovación, en la medicina y las telecomunicaciones; se ha expandido el desarrollo de la telefonía 4G y el acceso a la banda ancha; pero aún existe una notoria brecha.

Por lo tanto, no es de sorprendernos que al analizar la globalización en sus inicios, lleguemos a la conclusión que esta supuso un fuerte desafío para la región, en vista que el desarrollo de la misma demandó una serie de acciones nacionales, regionales, internacionales y mundiales complejas; y muchos de los países de la región, debido a su bajo nivel de desarrollo y su poca capacidad tecnológica, se vieron imposibilitados a la hora de diseñar estrategias orientadas a incorporarse en el mercado mundial.

Dicho lo anterior, corresponde plantearnos y analizar el por qué la globalización no se desarrolló de la misma manera en todo el bloque regional. 

Primeramente, debemos señalar que América Latina y el Caribe se ha caracterizado por ser una región muy heterogénea, con grandes problemáticas y coyunturas que varían de país en país, aun cuando estos son países vecinos; lo que ha generado un desarrollo desigual en la región, y con este una brecha social, económica y tecnológica.

En ese sentido, debido a la disparidad de capital, ingresos y recursos, los cambios significativos giraron en torno a las comúnmente denominadas “minorías privilegiadas”, conllevando así a que muchos países, e incluso varios sectores internos de un mismo país, se vieran inmersos en la extrema pobreza. 

Seguidamente, es importante destacar que los individuos y el sistema político juegan un papel importante en la era de la globalización.

En ese sentido, los individuos, al buscar un lucro personal, dejan de lado las necesidades colectivas, y comienzan a buscar aliados comerciales, pasando por encima de las leyes; y los gobiernos se han visto en la necesidad de implementar medidas de ajuste estructural, cambios en los programas de comercialización, finanzas públicas y seguridad social; y de decretar la creación de nuevos impuestos y programas de privatización de servicios, resultando, en su mayoría, desfavorable para la población. 

En el 2020, con la llegada de la COVID-19, el mundo se vio inmerso en una crisis sanitaria, social, económica y política, siendo esta problemática lo que nos ayudó a demostrar la importancia de la globalización y de la interconexión existente entre los países alrededor del mundo, permitiendo que los procesos no se detuvieran en su totalidad.

Particularmente, en la región de América Latina y el Caribe, gracias a la globalización, se generaron proyecciones al respecto de los movimientos de migrantes, turistas y estudiantes y el comportamiento del desempleo y comercio internacional, dejando en evidencia las consecuencias de la pandemia.


En ese sentido, conviene preguntarnos si la globalización ha generado un avance o un atraso.

Si partimos del supuesto que cada país es un contexto, y cada contexto es variable, al hablar de un progreso o un retroceso regional, no se estaría creando un análisis completo y acertado de la realidad.

Por tanto, debemos estudiar a cada país de la región por separado y resaltar que las consecuencias negativas de la globalización, no son generadas por este fenómeno como tal, sino más bien, surgen como un efecto colateral de la misma, siendo la coyuntura de cada país y la forma en la que esta se logre potenciar, lo que va a definir la interrogante.

Para concluir, es importante señalar que bajo esta “nueva normalidad”, la globalización presupone una herramienta fundamental en el desarrollo de la región de América Latina y el Caribe, y el calificarla como progreso o retroceso, depende meramente de cada país y de la forma en la que estos formulen sus estrategias orientadas a generar y potenciar el desarrollo.

BIBLIOGRAFIA

BALDWIN, R., “Two Waves of Globalization: Superficial Similarities, Fundamental Differences”, Working Paper, 1999.

DARIO, M., “Impactos Socio-Políticos de la Globalización en América Latina”, Rev. Austral de Ciencias Sociales, vol. 1. no. 6, Valdivia, Chile, 2002.

JORDÁN, V., GALPERIN, H., PERES, W., Banda Ancha en América Latina: más allá de la conectividad, Santiago de Chile, 2013.

OCAMPO, J., América Latina y el Caribe en la era global, 1era Ed., ALFAOMEGA colombiana S.A., Bogotá, Colombia, 2004.


(*) Vanessa Alexandra Benavides Castro es estudiante de tercer año de la carrera de Relaciones Internacionales, en la Universidad Dr. José Matías Delgado. Posee un dominio alto del idioma inglés y es una persona apasionada por la lectura y escritura, especialmente en temas relacionados a la diplomacia, cooperación internacional, política exterior, derechos humanos, específicamente de grupos vulnerables; ceremonial diplomático y protocolo internacional. "A futuro me proyecto como una diplomática de carrera, capaz de poner en alto el nombre de El Salvador y trabajar, de la manera más transparente posible, para lograr impulsar el desarrollo del país"


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