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E-diplomacy o diplomacia digital
Por Andrea Paola Meléndez Castro (*)
“Dios mío, esto es el fin de la Diplomacia” fue la primera reacción de Lord Palmerston, el Ministro de Relaciones Exteriores británico al recibir su primer telegrama en 1860.
Curiosamente, la diplomacia ha sobrevivido a todos las innovaciones tecnológicas desde el telégrafo hasta evolucionar hasta lo que hace poco se conoce como “E-diplomacy”.
Dicho término se enfoca en el uso del Internet y las tecnologías para la consecución de los intereses nacionales. A su vez, convoca una serie de transformaciones en la manera en que los Estados se comunican. Una extensión de la práctica y novedosa de los conceptos de poder blando y diplomacia pública.
Las nueva era digital obliga a los Estados se adapten a ella, y demanda nuevas formas de proyección de su política exterior. La transición de una diplomacia tradicional a una completamente digital puede significar un gran reto para los países y su papel dentro de la arena internacional.
Ahora bien, ¿cómo pueden los Estados avanzar hacia un mejor uso de la tecnología para alcanzar objetivos nacionales? La política exterior y los intereses nacionales definen las relaciones y la diplomacia.1
Lo que significa que los países mantienen embajadas y consulados como canales de comunicación entre sí, por lo que una digitalización del marco institucional de cada país debe ser una prioridad.
En este sentido, los Ministerios de Relaciones Exteriores deben adaptarse a las nueva era, pues la pandemia del Covid-19 no da espacio a la tradicional quietud. Estos deben apoyarse en la tecnología para la promoción efectividad y rapidez en los trámites consulares y acceso a información sobre leyes migratorias en los portales web.
Asimismo, el establecer lazos fuertes con su Diáspora, en los que busca el registro actualizado y continuo. Además de un contacto directo con la misma a través de las distintas plataformas.
La diáspora permite elevar las dimensiones de la diplomacia digital, elevar la influencia de un Estado afuera de sus fronteras, a través del Poder Suave2, es decir la promoción de la cultura, las artes y el turismo.
Otro aspecto clave en la diplomacia digital ha sido el uso de las redes sociales para la expansión de los intereses nacionales. Las Embajadas, Diplomáticos y Jefes de Estados usan dichas herramientas para comunicarse, de forma inmediata y sin intermediarios.
Twitter es la plataforma predilecta: “Esta ha devenido en los últimos tiempos en algo así como la lingua franca de la diplomacia para el Siglo XXI”3.
Por ejemplo, existen 793 cuentas de Twitter pertenecientes a Jedes de Estado y 173 cuentas que le pertenecen a gobiernos, es decir 90 por ciento de todos los Estados miembros de la Organización de Naciones Unidas poseen presencia en Twitter, convirtiéndose en un instrumento de medición de las relaciones internacionales y la agenda sobre los temas actuales.
Asimismo, el impacto de las redes sociales en la promoción de la marca país es otra de las dimensiones que promueve la diplomacia digital. Enfocándose en mejorar la imagen propia a nivel internacional con el fin de atraer inversión extranjera directa, tratados, entro otros.
Esto es importante, porque a medida un país pueda posicionar su propia imagen a nivel internacional, más fácil le será persuadir y ganar presencia en la esfera internacional.
Un ejemplo muy concreto de como la diplomacia digital fomenta el “National branding” ha sido Kenia, cuya principal apuesta ha sido la promoción de sus valores, riquezas naturales y cultura a través de plataformas como Facebook y Twitter, logrando una serie de visitas por parte de actores Internacionales que promueven el país a nivel internacional.4
Ahora bien, no todos los retos son positivos dentro de la diplomacia digital. Para Ashok Mirpuri, ex Embajador de Singapur en Washington, la única razón por cual se establecen misiones diplomáticas es para comprometerse personalmente con la realidad del país al que se va.
Existen valoraciones confidenciales que no se pueden hacer de otra forma, trabajar de forma virtual no es diplomacia real.5
Esto también conlleva a otro aspecto difícil de la vida digital, que es la ciber-seguridad, puesto que las conversaciones confidenciales pueden estar a merced de los enemigos y la información personal queda disponible al cualquiera que logre violar las barreras de privacidad.
Estas plataformas que permiten la comunicación inmediata entre actores internacionales, y en algunos casos un mejor manejo de crisis internacionales. También permiten un lado oscuro de la diplomacia digital. Como son el desarrollo de estrategias de desinformación, propaganda y fake news.
Dichas tácticas polarizan y confunden de gran manera a los usuarios de redes sociales. Los Estados deben mantenerse alerta frente a esta amenaza que puede dañar su credibilidad frente al mundo y desatar crisis sociales dentro del país.
Para concluir, es importante entender que la diplomacia digital es la convergencia de la diplomacia pública, la cual se define como la influencia en el entorno internacional mediante el compromiso con el público extranjero, con el Soft Power6. Delimitando a la e-diplomacy como una herramienta para la consecución de los intereses nacionales.
La aceleración del uso de la tecnología post Covid-19 ha impuesto una nueva era sobre la conducción de la política exterior de los Estados. Por lo que desarrollar una estrategia activa sobre la diplomacia digital, debe ser una prioridad, el poseer una presencia activa en el espacio virtual ayuda a los mismos a la expansión dela capacidad de poder blando, con el fin de ser un protagonista no solo del mundo real, sino virtual.
Bibliografía y recursos
1 Rana K. S. Bilateral Diplomacy, 2011, Geneva, Diplo-handbook publications, pag 125-130.
2 Nye, J. “El poder blando y la política exterior americana” 1990, p.168.
3 Aguirre. D., Diplomacia Publica Digital: Contexto Iberoamericano, 2018, Instituto de Relaciones Internacionales, Universidad de Chile, pag 33.
4 Debrow, R., “The role of technology in the conduct of Diplomacy in Kenya”, University of Nairobi, 2016, pag 55.
5 Politico,“For global diplomats, Zoom is not like being in the room,” con acceso en https://www.politico.eu/article/coronavirus-global-diplomacy-on-zoom/ el 05/03/2021.
6 Aguirre. D., Diplomacia Publica Digital: Contexto Iberoamericano,2018, Instituto de Relaciones Internacionales, Universidad de Chile, pag 33.
ILUSTRACIÓN
https://diplo.smugmug.com/ILLUSTRATIONS/Diplomacy/EDiplomacy/E-diplomacy/i-JfFQF6b
(*) Estudiante de Relaciones Internacionales, con experiencia en el área consular, asimismo ha trabajado como voluntaria en defensa y promoción de los Derechos Humanos, y en proyectos de educación. Mis intereses son las relaciones consulares, la política exterior, la relación bilateral Estados Unidos-El Salvador y la migración. Asimismo las relaciones internacionales de los países del Medio Oriente. Mis aspiraciones son ser Cónsul General de mi país en el exterior, asimismo ser consultora en temas migratorios, consulares y de relaciones internacionales.
Relevante explicación acerca como la nueva era digital que estamos atravesando post Covid-19 ha venido a transformar la diplomacia, dejando claro que los intereses de los países no se pueden alcanzar únicamente con el uso de las redes sociales, se necesita un balance entre el mundo real y virtual para que un país pueda posicionarse con buena imagen a nivel internacional.
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