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EL MULTILATERALISMO MODERNO: CRISIS Y DESAFÍOS EN SU PROCESO DE TRANSICIÓN

Por Estefany Mejía


Desde su nacimiento, el multilateralismo ha estado en el ojo del huracán. 

La pérdida de fe de los tomadores de decisiones en el sistema multilateral ha sido su cotidianidad; debido a ello, existe indiferencia de ciertas potencias emergentes en las temáticas de interés mundial, lo que ponen en duda si el multilateralismo, mantiene su esencia como un espacio donde las diversas instituciones y organismos fomentan la diversidad cultural e ideológica, el respeto y la igualdad o se ha convertido en un escenario privilegiado para ciertos actores.

En este escrito se desarrollará como primer punto, ¿qué es el multilateralismo? y ¿cuál es el panorama en América Latina y el Caribe?

En segundo lugar, se abordarán los desafíos que presentan los diversos organismos al estar en un mundo globalizado; y como punto final se darán las conclusiones acerca del multilateralismo a nivel regional de América Latina y el Caribe.

Para entender el multilateralismo empezaremos dando una breve definición. El multilateralismo es el  accionar en conjunto de los Estados, en donde se refleja una  interrelación e interdependencia de los Estados, en la cual se pretende tratar temáticas de interés mutuo, mediante la cooperación, por medio de instituciones multilaterales o internacionales.

Otras definiciones del multilateralismo lo manejan como la forma de toma de decisiones en donde el consenso y la negociación con varias partes son esenciales.

Según Robert Keohane (1990:731), “el multilateralismo es la práctica para coordinar políticas nacionales en grupos de tres o más estados”. John Ruggie (1992:566) complementa esta definición indicando que lo que hace distintivo al multilateralismo “no es sólo su capacidad para coordinar políticas nacionales entre tres o más países, que es algo que otras formas organizacionales hacen, sino que lo hace con base en ciertos principios de relacionamiento entre los estados”

Bajo esta premisa, abordaremos el multilateralismo a nivel regional desde una perspectiva moderna referente a las nuevas exigencias que enfrentan los países. Como lo es el caso del equilibrio de poder, el fortalecimiento del Estado de derecho, respeto de los derechos humanos, el medio ambiente y los principales desafíos que enfrentan las  instituciones en el ejercicio de sus funciones.

Será importante preguntarnos si el multilateralismo en América Latina y el Caribe se encuentra en crisis. 

Partiendo de esto, señalaremos cómo actúa el multilateralismo en el marco de América Latina:

En una parte de la historia el multilateralismo tuvo un papel preponderante y se convirtió en uno de los pilares fundamentales en la implementación de normas internacionales orientadas al desarrollo del orden liberal. 

Se puede reconocer hoy en día que en América Latina existe un sentimiento de nacionalismo que ha ocasionado un distanciamiento de un Derecho Internacional Regional, lo que deja un accionar negativo ante el multilateralismo.  

Pese a esto, las  potencias emergentes en América Latina y el Caribe, especialmente en Norteamérica y Sudamérica, están teniendo una fuerte influencia en el sistema, estableciendo mecanismos de cooperación recíproca entre las naciones con el objetivo de satisfacer las necesidades individuales.

Son estos pues, los hechos que muestran la debilidad del sistema multilateral internacional para responder a los graves problemas que repercuten sobre la comunidad. 

Claro ejemplo de esto son los movimientos orientados al regionalismo en el siglo XXI, tales como el movimiento: Alba, UNASUR, Alianza del Pacífico, entre otros.

Desafíos del multilateralismo

El multilateralismo en América Latina y el Caribe presenta verdaderos desafíos en materia de Derechos Humanos.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA y  la Corte Interamericana de Derechos Humanos no han podido lograr todos sus objetivos a razón de una discrepancia entre los países debido a que las decisiones que son  tomadas por el sistema en función de la protección de dichos derechos, no son reconocidas por los países involucrados.

Estas acciones ponen en duda la efectividad y legitimidad de las instituciones y organismos multilaterales.

En este mismo contexto, en el área de protección al medio ambiente, el accionar de las organizaciones está siendo cuestionado; al no lograr tomar decisiones en consenso para tratar dichas problemáticas a raíz de un escepticismo de los países en relación al cambio climático.

Claro ejemplo de esto es la indiferencia que presenta Brasil al renunciar, en octubre de 2018, a ser sede de la Conferencia de Estados Parte de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático correspondiente a 2019.  

No cabe duda que las superpotencias económicas y militares han formado parte de la construcción y diseño de las instituciones que ahora conocemos y utilizamos como foros multilaterales. 

Luego de la desaparición de la Unión Soviética y la caída del muro de Berlín,  la influencia de occidente adquiere más fuerza, lo que conlleva a limitar la posibilidad de que las instituciones y regímenes multilaterales se conviertan en foros que fomenten el multipolarismo.

Bajo este escenario, el cuestionamiento será qué implicaciones tiene para la cooperación internacional los cambios drásticos que se están viviendo en el sistema internacional y cómo desarrollar mecanismos adecuados para hacer frente a dichos cambios, tomando en cuenta  los nuevos desafíos que estos presentan. 

Es importante reconocer que los Estados, en la búsqueda de la supervivencia encontrarán los mecanismos adecuados para expandir su poder.

Es entonces donde las naciones tomarán en cuenta el sistema internacional como una vía de cooperación que les permita sobrevivir ante los diferentes cambios que sufre el sistema; lo que establecerá una relación de interdependencia a nivel internacional en  donde se pondrá en juego el ámbito político y económico internacional.

En este sentido, es trascendental que las nuevas configuraciones del sistema sean orientadas a un verdadero multilateralismo y que las decisiones y comportamientos  tomadas no sean el  resultado del poder ejercido por los diversos actores que dominan la sociedad internacional.

Hablamos de un multilateralismo más inclusivo en donde prevalezcan aquellos valores internacionales que favorezcan la cooperación, la legitimidad y eficiencia para tratar los desafíos latentes. 

De no ser así, caeríamos en una notoria deficiencia del sistema multilateral internacional para resolver las problemáticas. 

Ahora bien, es importante señalar que hoy en día existe una proliferación y propagación de instituciones y regímenes multilaterales a nivel internacional que han promovido la convergencia de valores mundiales de una manera probablemente nunca antes vista en la historia. 

Sin embargo, estas instituciones no están preparadas para tomar un papel protagónico en el orden internacional.

Parece ser que, en la práctica, el sistema multilateral no responde precisamente a dichos valores y, por el contrario, se evidencia una insistencia de los Estados para actuar de manera unilateral en la defensa de sus intereses de seguridad y bienestar, situación que pone en crisis el multilateralismo.

Lamentablemente, en las últimas décadas el multilateralismo ha dado muestras de transición hacia el unilateralismo en escenarios donde países considerados potencias han hecho gravitar los asuntos de interés internacional basándose en sus intereses nacionales particulares y mediante el proceso de coaliciones, sin una plena participación o legitimidad de todos los miembros de la comunidad internacional.

Finalmente podemos considerar que los estados y sus instituciones internacionales generan una dinámica elitista en donde pocos actores son capaces de influir en los procesos, razones por las cuales, el multilateralismo aparenta estar en una crisis.


* Fotografía de Daria Sannikova en Pexels

Comentarios

  1. Sin duda el multilateralismo ha sido puesto a prueba por la pandemia. Ya la Declaración de Seguridad de las Américas había advertido sobre las nuevas amenazas a la paz y la seguridad y el impacto que las pandemias tendrían en los gobiernos.
    Una respuesta cohesionada por parte de los Estados es fundamental para atender la emergencia y prepara el terreno para futuras acciones conjuntas

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