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EQUIDAD DE GÉNERO Y RELACIONES INTERNACIONALES

Por Yolanda Lemus

América, un vasto continente plagado de una gran gama de colores, personas, acentos y monedas. Que vio surgir democracias y desmantelar dictaduras. El continente que compartió los primeros pasos de las políticas liberales y neoliberales. El continente, que, en la América Latina, alberga a nuestro país, El Salvador.

La historia de El Salvador es, desde todos los puntos, convulsa e inspiradora; experimentó épocas de bonanza, momentos de escasez, opresiones militares, el aire fresco de la libertad y el erguir de una República. Sin importar las calamidades del pasado y del ahora, es un país que sin lugar a dudas se levanta, sigue y crece. Pero, debemos preocuparnos por cuestionarnos y ¿Dónde están las mujeres en esta historia? 

Las mujeres de El Salvador, dónde estuvieron, dónde están y dónde estarán. A pesar de los logros alcanzados en nuestro país, no es un secreto para nadie el vigor machista se escurre vulgar o sutilmente dentro de las facetas de nuestra sociedad.

Ámbitos laborales, políticos y económicos minimizan por definitiva a la mujer, en este país donde no nos preguntamos lo que puedan aportar las mujeres; donde somos ornamentales, pero nunca funcionales. 

La mayor parte de nuestra población es femenina y, aun así, las oportunidades son limitadas. 

En lugar de dar por sentado o considerar las políticas relacionadas con la igualdad de género como una pérdida de tiempo, debemos entender que, al empoderar a la mujer, empoderamos a la nación.

A partir desde la educación temprana de la niña podemos realizar grandes cambios, sin limitarnos a un asunto de géneros si no, que, al lograr mujeres más educadas, obtenemos un país más desarrollado. 

La educación es nuestra mejor herramienta para construir un mejor futuro. Si queremos consolidar las instituciones que velan por los derechos de las mujeres, debemos comenzar por fortalecer a la mujer; dejar en el pasado la estrecha interrelación entre debilidad y feminidad. 

Es fundamental, saberse fuertes y autosuficientes, porque al ser conscientes del poder inherente que corresponde a todos y cada uno de los seres humanos, es reconocernos libres e iguales. Si educamos a nuestras niñas y cualificamos en estudios superiores a nuestras mujeres, obtendremos capital humano.

No basta con implementar políticas que benefician a las mujeres, tenemos que implementar reformas que distribuyan los derechos entre hombres y mujeres laboralmente, como en Islandia, que tanto mujeres como hombres tienen licencia de maternidad.
 
Al replantearnos si en verdad ostentamos todos los derechos que están plasmados en la ley,  advertiremos la consolidación de la ley escrita como un hecho. Por lo tanto, es crucial impulsar  movimientos y regulaciones en pos de la equidad de género; instar a nuestros gobiernos a  formar parte y ratificar los tratados que defienden y estimulan estrategias para el desarrollo integral de las mujeres, como la Plataforma de Acción de Beijing.

Plasmar que los derechos de la mujer no se encuentran marginados en el ordenamiento jurídico, los derechos de la mujer son consubstanciales a los derechos humanos y a los derechos fundamentales que rige nuestra Constitución. 

No basta con las firmas en los documentos, ni con discursos empoderadores. Se trata del respeto a la vida de mujeres y niñas, de la no discriminación por su status; de la severa lucha contra la explotación sexual, donde no hay que ver placer u autodecisión sino, condiciones y coacción. 

La violencia no solo corresponde al daño físico, la violencia se descompone de muchas formas, dejando heridas palpadas en la piel y en la memoria. 

En El Salvador los cambios tienen que partir desde los primeros pasos hasta las altas esferas. La igualdad de género no es una disputa, es desarrollo, es educación, es política, es economía y lo más importante, trascendental. Si cambiamos hoy, el mañana nos brindará una nación brillante.

Foto de Ivan Bertolazzi en Prexels

Comentarios

  1. Un articulo que habla sobre la realidad que esta pasando la mujer no solo en El Salvador, si no que en todo el mundo. Es muy importante impulsar movimientos y regulaciones en pos de la equidad de género; hacer que los derechos de las mujeres no se marginen en el ordenamiento jurídico, busquemos una igualdad y de esta forma la nación se desarrollara de manera social y cultural.
    Excelente Articulo!

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