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CORPUS DIPLOMATICUM

Por César Edgardo Martínez Flores


Dean Acheson, Secretario de Estado estadounidense (1949-1953), acuñó el término, al referirse a un conjunto de reglas que podrían guiar a las administraciones presidenciales posteriores en su gestión en materia de política exterior y diplomacia (disciplinas diferentes, por cierto).


Acheson provenía del área menos visible del Departamento de Estado, el departamento de planificación. Y menuda tarea tuvo en 1941 cuando, siendo un técnico joven, el Secretario de Estado Cordell Hull le encomendó el papel crítico de planificar la posguerra e indirectamente el nuevo orden internacional (aún cuando la Segunda Guerra Mundial estaba en su apogeo).


Ya como Secretario de Estado, Acheson experimentaría la metamorfosis de la planificación hacia la ejecución. Privilegio que muy pocos diplomáticos logran saborear a lo largo de sus carreras.


Esta histórica introducción viene al caso por el revuelo acaecido en el país por los recientes juramentaciones de la embajadora designada de El Salvador ante los Estados Unidos de América y de la Viceministra de Relaciones Exteriores, Promoción Económica e Integración.


No es propósito de este Blog, concebido como un espacio generador de conocimiento, discutir las credenciales de una persona en particular, ni alentar discusiones superfluas ni bizantinas.


Sin embargo, la coyuntura nos obliga en esta ocasión reflexionar sobre la relación entre los requisitos para el cargo, primordialmente el de Embajadora en los Estados Unidos, y si ese perfil responde a los intereses nacionales (atendiendo a una política pública llamada política exterior) o a los intereses del gobierno de turno. Esa será nuestra hipótesis de reflexión.


Todos los gobiernos, y el nuestro no es la excepción, tiene tres maneras de afrontar los desafíos de la siempre cambiante actualidad internacional: por medio de un cuerpo diplomático totalmente de carrera; por un cuerpo diplomático político de total confianza del mandatario de turno; o por una forma híbrida.


Las tres formas son válidas, viables y ejecutables. Los juicios de valor a priori únicamente desvían la atención del propósito último de una designación diplomática de tal magnitud: la gestión del interés nacional.


Por lo tanto, la decisión de cuál es la mejor manera de afrontar los desafíos de política exterior y el modo de selección del Corpus Diplomaticum (talento humano y normas de conducta a seguir) debe ponderarse en función de los objetivos de política exterior trazados por el gobierno de turno. 


En el caso que nos ocupa, estos objetivos están debidamente plasmados en el Plan Cuscatlán: 40 páginas que desarrolla 4 ejes, pero con la deficiencia que no hay ninguna mención directa respecto a la relación con los Estados Unidos de América.


“Claro - me dirá mi estimado lector - no hay ninguna mención porque fue escrito antes de asumir la actual administración”. Respuesta absolutamente válida, pero un tanto alejada de la realidad y de lo que significa los Estados Unidos de América para el desarrollo nacional y el orden internacional.


Lo que queda claro, desde una perspectiva académica, con la designación de la embajadora ante los Estados Unidos, es que el ciudadano presidente se ha decantado por un nombramiento político, sin el bagaje técnico en política exterior, porque en esa decisión se desvela la cosmovisión de un interés particular, centrado en la imagen de la institución llamada Presidencia y el traslado de la información oportuna a los públicos claves del entramado de Washington DC sobre el quehacer de esa institución.


La verdadera pregunta para el análisis es: con cartas recibidas el último mes tanto de altos funcionarios del Senado y del Congreso, tanto Republicanos como Demócratas, demandando el respeto al Estado de Derecho, ¿es el perfil de la embajadora designada el perfil ideal? Y avanzo un poco más: ¿en esta coyuntura, hay un perfil ideal para ese cargo?


La respuesta desde la Presidencia fue presentada en cadena de radio y televisión. No es el perfil de un diplomático de carrera que busca el interés nacional, sino un perfil político. Pero un perfil político orientado a la acción y al interés de la administración de turno y que le rinda resultados tangibles en el menor plazo posible, según se intuye de las declaraciones posteriores.


Sin embargo, es bueno tener claro que el monopolio de la política exterior en la globalización ya no lo ostenta el Gobierno, sino que actúan y tienen un peso considerable también las empresas y el individuo. 


La imagen-país que busca modificarse en esta designación no debe ser la que reporta el Departamento de Estado, sino la que analizan los tanques de pensamiento, fundaciones, organizaciones de la sociedad civil y empresas multinacionales interesadas en el país como destino de su inversión.


Y para esa menuda tarea no hay perfil individual que alcance esa misión. Es un esfuerzo grupal y de trabajo en equipo.


La Constitución de la República es clara, entre las atribuciones presidenciales está la de dirigir las relaciones exteriores, y la selección de la actual embajadora designada se hace en función de esa atribución constitucional y de la cosmovisión del mandatario de turno.


Dicho en claras, fuertes y pausadas voces: la designación no responde al interés nacional sino a la búsqueda de mejora de la alicaída imagen de la actual administración presidencial salvadoreña en los Estados Unidos de América.


En lo que respecta a la juramentación de la Viceministra de Relaciones Exteriores, Promoción Económica e Integración, nos parece un nombramiento apresurado y no planificado. En Diplomacia las formas cuentan. Y esta no fue una de ellas.


Concluimos eso porque el Gobierno al anunciarlo al final de semana, sin mayor revuelo desaprovecha la ocasión de posicionarnos ante la comunidad internacional como un país que está evolucionando hacia una política exterior feminista (leer el Blog 009, del 30 de julio 2020)


Y al pasar inadvertida esta oportunidad, en un tema de gran interés internacional como es la equidad de género, nos da indicios que confirman que la designación no responde a una planificación estratégica en la política pública de la política exterior. 


Por el bien de nuestra nación, este Blog espera que la gestión de ambas designaciones sea a favor de los intereses nacionales por la importancia estratégica que revisten los Estados Unidos de América para nuestro país, por una lado, y nuestra activa participación en el concierto de naciones, por el otro.

* El autor es Director-Editor del Blog

Fotografía descargada de las redes sociales de la Presidencia.


Comentarios

  1. Interesante reflexión acerca de la reciente designación como embajadora ante los Estados Unidos, desde ver e ejemplo del ex secretario de Estado estadounidense Dean Acheson hasta como se ejecuta en la actualidad el corpus diplomaticum en nuestro país, si bien se pueden permitir ciertas condiciones vemos que el reciente nombramiento como lo menciona el autor es bastante apresurado por la necesidad que querer levantar la imagen caída del país en donde tambien es una lastima que no se haya aprovechado el nombramiento como una oportunidad para hacer ver como se avanza hacia una politica exterior feminista.

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  2. Un artículo muy interesante y para reflexionar, sobre los intereses que el gobierno de El Salvador tienen ante la comunidad internacional. Considero que hay personas profesionales que se dedican específicamente para ser embajadores y al final terminan eligiendo personas que tal vez no están al nivel del cargo y el puesto les puede quedar muy grande.

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  3. Un tema el cual se tenía que habar, ya que ha generado controversia en El Salvador. El gobierno tomó una decisión muy apresurada en designar Milena Mayorga como embajadora de Estados Unidos, el cargo mas importante en cuestión internacional. No sabemos si esta persona esta preparada adecuadamente para este rol muy importante para El Salvador. Como Internacionalista siento que el nepotismo en nuestro país se muy severo y hay que preocuparnos más en buscar una buena imagen internacional de nuestro país, poniendo personas que estén especializadas para estos cargos.

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  4. Excelente análisis sobre el reciente nombramiento de la nueva embajadora de El Salvador ante los Estados Unidos, si bien es cierto, el nombramiento es de perfil político y no un perfil de carrera como se esperaba, dado que es ante el máximo socio internacional que posee el país, esperemos que el nombramiento sea de beneficio para ambos países.

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  5. Una reflexión muy interesante sobre un tema que claramente resultó como un impacto muy duro tanto para profesionales como para estudiantes de la carrera de Relaciones Internacionales. El nombramiento de Milena Mayorga es una decisión apresurada a mi parecer. Como se menciona, esperemos que la gestión de dicho nombramiento sea a favor de los intereses nacionales tomando en cuenta como Estados Unidos tiene una gran importancia estratégica ante El Salvador.

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  6. Un razonamiento muy bueno especialmente en un tema que más allá de ir relacionado con una imagen política también está relacionado con los intereses de un país, factor que lamentablemente parece no considerarse. De igual manera me parece importante el hecho de que El Salvador este avanzado en la equidad de género dentro de la política exterior y que no lo aproveche como debe ser.

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  7. Muy buena reflexión, que contribuye al lector ha poder realizar un análisis, sobre la importancia que tienen estos puestos en la ejecución de la política exterior, como política pública, sin duda alguna la persona elegida para el cargo sea de carrera o político, se espera que pueda cumplir su mandato en beneficio de la ciudadanía, pero en los últimos años ha quedado evidenciado, lo complicado de poder llevar a buen término la aplicación de la política exterior en beneficio del país y esto contribuye a cuestionar si la política que se lleva a cabo es la correcta, por tanto es fundamental que exista una política clara, con objetivos y metas trazados para el cortó, mediano y largo plazo y sin duda alguna es necesario que existen personas capacitadas para poder ejecutar de la mejor manera la política exterior en beneficio del país.

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  8. Una excelente reflexión, sobre el reciente nombramiento de la embajadora de El Salvador para los Estados unidos, el cual como bien podemos ver que es un claro ejemplo de elegir de forma política y no de carrera. Se espera que se pueda ver que se cumpla con lo que requiere el puesto y siempre vele por los beneficios de nuestra nación.

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