BLOG 031
Por Valeria García
Actualmente, vivimos en un mundo cada vez más caótico que requiere de su análisis para una mejor comprensión de la realidad, pero no solo se trata de comprenderla, sino de intentar cambiarla. Para ello se requiere de su estudio y de eso se encargan las Ciencias Sociales, como por ejemplo las Relaciones internacionales, las cuales, a través del análisis de la sociedad internacional, se encargan de entender las interacciones que se generan dentro de la misma.
Sin embargo, desde su nacimiento, las Relaciones internacionales como disciplina han sido cuestionadas en tanto su desarrollo, pues existe el debate de si puede ser considerada como una disciplina autónoma con objeto de estudio propio. En tanto que otras disciplinas o ciencias sociales argumentan tener alcance explicativo para entender y analizar a las relaciones internacionales (con minúscula).
Siguiendo esta línea, a las Relaciones Internacionales como disciplina se le agrega el hecho de mantener ciertas limitaciones y exclusiones en su desarrollo y en su alcance explicativo. En términos más específicos, exclusiones en el sentido de que existe una no muy amplia intervención de las mujeres en el desarrollo de la disciplina, lo que nos lleva cuestionarnos si las RRII son una disciplina androcentrista, eurocentrista y etnocentrista.
Asimismo, limitaciones en el alcance explicativo de los fenómenos que estudia la disciplina en el sentido de que el conocimiento que se construye o que se ha construido a lo largo de los años sirve más para propósitos hegemónicos justificativos y de dominación que para verdaderamente explicar la realidad internacional concreta.
Lo que genera que el análisis de los fenómenos internacionales sea escaso y pobre, lo cual no serviría de mucho para tratar de comprender los fenómenos emergentes ni el porqué de la situación mundial actual. Es decir, seguiríamos viviendo sin cuestionarnos nuestra realidad, mismo hecho que nos lleva a seguir viviendo bajo un régimen de dominación, explotación y sumisión que no solo afecta a nivel internacional, sino también a la vida de cada una de las personas habitantes de este planeta.
Y también seguiríamos sin ver que la manera en la que vivimos la crisis sanitaria consecuencia del virus COVID-19, no es un hecho aislado (como ningún fenómeno actual), sino que es producto de una crisis civilizatoria en términos del sistema capitalista en el que vivimos, el cual se ha encargado de que la situación del planeta en que vivimos y la calidad de vida de las personas sea cada vez peor y si no se trata al menos de entender esta realidad no se estaría haciendo nada para mejorar la posición actual en la que se encuentra la población mundial.
Es por ello que el propósito del presente escrito es identificar ¿De qué forma afecta al estudio de las Relaciones Internacionales las exclusiones y limitaciones teórico-metodológicas en un contexto actual de pandemia y crisis mundial? Teniendo como hipótesis que Las exclusiones y limitaciones en el estudio de las Relaciones Internacionales en un contexto de actual pandemia y crisis mundial afectan de manera negativa al mismo, causando un pobre y escaso análisis tanto en acontecimientos internacionales (conocidos y emergentes) como en la vida misma de las personas.
Mencionando primeramente el desarrollo y las características de las Relaciones internacionales como disciplina, definir objeto formal como algo liquido donde aún existe mucho debate; describir cómo se percibe actualmente a la disciplina, para luego relacionarlo con las problemáticas actuales desde un punto de vista internacionalista dentro del contexto de la pandemia y la crisis civilizatoria mundial.
Desarrollo de las RRII como disciplina
El nacimiento de las Relaciones Internacionales como disciplina no es algo en lo que se haya llegado ya a un consenso preciso, pues no existe solo una fecha como tal donde se presuma un único inicio. Ésta pues, se ha venido solidificando con el paso del tiempo, gracias a las investigaciones realizadas y también a la emergencia de sucesos que necesitan ser estudiados.
Las relaciones entre estados son un fenómeno que surge desde mucho más tiempo atrás que la disciplina en sí. Por ejemplo, desde 1648 con la paz de Westfalia, con el surgimiento de los Estados modernos (Velázquez, 2019:22) y las relaciones entre ellos o con el Congreso de Viena en 1814-1815.
Es hasta después de la segunda revolución industrial (1850-1870), cuando comienza a surgir un nuevo género de escritura: obras que estaban enfocadas en asuntos internacionales (Ashworth, 2019:217), pero es luego de la segunda guerra mundial cuando este campo de estudio comienza a institucionalizarse como disciplina universitaria.
Sin embargo, el origen formal de la disciplina se puede establecer en su mayoría en 1919, al término de la primera guerra mundial (Velázquez, 2019:22), pues es este hecho lo que da pie a un estudio más profundo y formal teniendo como principal finalidad la de evitar otra guerra como esa o bien, poder explicarla mejor.
Igualmente se crea la primera asociación de carácter universal: la sociedad de naciones, así como también empiezan a aparecer cátedras especializadas en el tema y se da una mayor producción académica (Velázquez, 2019:23). Es por esto que en sus inicios se da también desde un enfoque idealista, pues el objetivo principal era evitar otra guerra y al mismo tiempo ayudar a la cooperación entre los Estados. Aunque los primeros estudios formales vienen de Estados Unidos y Europa y es por eso que tienen un carácter anglosajón y eurocentrista.
La disciplina nace con un primer enfoque: el idealismo. Después, en el periodo de entre guerras aparece el enfoque realista y surge el primer debate entre realismo e idealismo. Posteriormente el realismo se convierte en el principal enfoque a raíz de la segunda guerra mundial, pues se retoma mayormente la idea de que los Estados rigen sus decisiones por y para un único fin: el poder (Velázquez, 2019:24).
Gracias a la evolución del estudio y al limitado poder explicativo del realismo, surge el segundo debate de la disciplina: “los científicos” quienes tenían visiones positivistas, y los tradicionalistas quienes mantenían en cierta medida los enfoques realistas e idealistas. Después, debido a que los estudiosos se dan cuenta que el poder no era la única variable que explicaba el comportamiento de los Estados, nace el tercer debate entre neorrealistas y neoliberales institucionales (Velázquez, 2019:24).
Luego en 1990 nace el constructivismo como una nueva propuesta teórica distinta a las tradicionales, que retoma las ideas, los valores y la identidad como base, pero debido al ataque que sufren las torres gemelas en 2001, se regresa al fortalecimiento del enfoque realista como el que mejor podría explicar el sistema internacional (Velázquez, 2019:24) y que actualmente se considera como el mainstream de las teorías en relaciones Internacionales.
En resumen, se debe al desarrollo y la evolución tanto de la sociedad internacional como del estudio de la misma el hecho de que se logre fortalecer una disciplina y en específico la de Relaciones Internacionales. Así pues, esto se logra por medio de los debates teóricos y sucesos históricos que necesitan ser estudiados, pues el conocimiento científico progresa con mayor rapidez durante los periodos de grandes crisis histórico-sociales. Gran parte del adelanto científico y técnico que ha revolucionado al mundo en lo que va del presente siglo, ha sido resultado directo de las dos grandes guerras (Ojeda, 1999:141).
En este sentido, la disciplina se ha enriquecido de manera sustantiva, ya que los debates teórico-metodológicos conforman el centro medular del vector epistemológico de cualquier ciencia, al promover el paso del conocimiento menos válido al más válido (Peña, 2019:37), lo cual, tiene que seguir sucediendo para que la disciplina pueda seguirse consolidando.
En parte, debido a lo ya mencionado, es que uno de los conceptos que más podrían describir a la disciplina es su carácter líquido, que menciona el autor Celestino del Arenal retomando al concepto “modernidad liquida” del sociólogo Zygmunt Bauman. Se dice que las Relaciones Internacionales son una disciplina liquida debido a que no es estática. A esta la definen los continuos cambios, inestabilidad y necesidad de constante adaptación (Del Arenal, 2019:45). De igual manera, la identifican su relativamente joven nacimiento, su afán por dejar un poco de lado el carácter anglosajón y etnocentrista y a sus debates sobre su objeto de estudio y su epistemología.
En parte de esos debates, está el hecho de que se cuestione si se debe considerar a las Relaciones Internacionales como ciencia, como disciplina o solo como una subdisciplina o rama de la Ciencia Política, por ejemplo. Y ya que las relaciones internacionales (como objeto material) se generan a partir de la interacción entre grupos humanos políticamente diferenciados, estas han sido abordadas por diversas disciplinas como la economía, la ciencia política, la sociología, mismas que ya cuentan con un largo camino recorrido a diferencia de las Relaciones Internacionales como disciplina. Pero, la pretensión de los internacionalistas en todo caso, sería la configuración de una disciplina que pudiese bordar de manera independiente un objeto de estudio (Sarquis, 2019:87), -el cual es el sistema internacional-, y que tuviera total autonomía, sin dejar de lado su carácter multidisciplinario.
Entonces, una de las razones por las cuales las Relaciones internacionales deben ser consideradas como disciplina, es por el enfoque que ofrecen en el estudio de los fenómenos internacionales, es decir, el estudio de las interacciones internacionales siempre implicó la proyección de la actividad estatal hacia afuera, la otra forma de ver estas interacciones seria desde arriba como un proceso de construcción genérico en el que los actores internacionales participan en la formación de un ente político social mayor que los existentes (Sarquis, 2019:90).
Siguiendo esta línea, es necesario tener presente la definición de disciplina para poder afirmar que las Relaciones Internacionales lo son. Esta se entiende como una rama del conocimiento que es investigada y enseñada en centros de educación superior, que es reconocida por medio de las publicaciones académicas en las que se exponen los resultados de investigaciones, así como el número de investigaciones realizadas, posgrados, centros de investigación, libros, artículos y revistas que traten sobre el tema de lo que se quiere considerar como disciplina (Sarquis, 2019:92).
Una vez establecido lo anterior puede entenderse el hecho que de no sea considerada como disciplina antes de 1919, pues antes de esa fecha no se puede afirmar que existiesen la mayoría de todos esos requisitos que se necesitan para poder reconocer a una disciplina como tal.
En fin, tenemos que las Relaciones Internacionales como disciplina se han venido desarrollando en un embrollo de características que bien o mal definen a la misma. Estas son: su carácter líquido, los grandes debates que se han dado en cuanto a la epistemología y a su objeto de estudio, el hecho de si debe considerar disciplina autónoma o no, su carácter eurocentrista y etnocentrista, pero también la existencia de limitaciones y exclusiones en cuanto a su campo explicativo, es decir, del objeto formal (la disciplina) para explicar el objeto material (lo que se estudia).
Ahora bien, ¿a qué nos referimos cuando hablamos de exclusiones y limitaciones? Entre otras cosas, una de las cuestiones en las que no se ha hecho mucho énfasis es en el carácter androcéntrico de la disciplina, es decir, que el papel de las mujeres en las Relaciones internacionales no se ha tomado en cuenta ni en el objeto formal ni en el objeto material de la misma.
Pero no es que las mujeres no existan dentro del campo de la disciplina, pues sí se han tratado de hacer presentes, un ejemplo de ello es el primer congreso internacional de mujeres en 1915, que reunió a más de mil cuatrocientas participantes procedentes del movimiento sufragista (Sanahuja, 2019:146), pero lamentablemente de este tipo de acontecimientos casi no se habla a menos que se quiera ahondar más en el tema de genero dentro de la disciplina.
Además, la primera autora relevante en la historia de las relaciones internacionales, Susan Strange, no aparece a la luz de los estudiosos de las relaciones internacionales hasta los años 80 del siglo XX (Sanahuja, 2019:147). Aunque todavía tiene que cuestionarse si en realidad es la primera, o bien, la primera que se ha tomado en cuenta, pues muy posiblemente ya había otras mujeres dentro del mundo de los estudiosos de la disciplina, pero que no se les daba importancia.
Pero no solo se ha excluido a las mujeres, sino que desde el propio orden disciplinar de las relaciones internacionales se refleja su orden androcéntrico y patriarcal en sus fundamentos epistemológicos, teorización y en la construcción de sus principales ontologías que no son neutras desde el punto de vista del género (estado, soberanía, poder, seguridad). Sin mencionar que la teoría feminista de las relaciones internacionales aparece tardíamente dentro de la disciplina (Sanahuja, 2019:147), pues no se les daba un estudio prioritario a los temas de género no solo en la disciplina, sino en general en diversos temas y alrededor del mundo.
Otra limitación dentro del campo de estudio de la disciplina es su carácter etnocentrico, eurocéntrico y anglosajón que la caracteriza. Esto se debe al hecho de que los estudios propios en Relaciones Internacionales surgen en países que en su momento eran conocidos por su poder a nivel mundial, es decir, las potencias hegemónicas de finales del siglo XIX y casi todo el siglo XX.
El hecho de que los estudios surjan en esos países o regiones, quiere decir que -en un principio al menos- nacían con un fin de dominación civilizatoria (sobre todo por parte de Estados Unidos quien mantiene la idea de que tiene una misión civilizatoria con todo el mundo), a través de la imposición de ideología, la explotación, la utilización de eufemismos en sus conceptos, entre otras cosas; con el objetivo de maquillar la realidad para seguir siendo hegemonías.
Asimismo, sumando a la lista de las limitaciones de la disciplina, están las del propio investigador, o bien, su punto de vista, pues muchas veces no se toman en cuenta factores importantes para lograr entender un fenómeno en su totalidad. El investigador debe tener siempre presente un hecho desde un punto de vista político, económico, social, histórico, cultural (Ojeda, 1999:139) y verlo de manera que no solo se vea un estrato de la sociedad, sino ésta en su totalidad.
Pero, ¿Por qué se dan estas llamadas exclusiones y limitaciones ya mencionadas? Existen diversas razones que se podrían considerar. Primeramente, la esencia de la disciplina, su esencia no es algo que se pueda considerar estático. Tiene una esencia liquida como principal característica. También, gracias a todos los debates existentes en torno a su desarrollo y la manera en la que surge. Asimismo, porque desde el surgimiento de esta se ha cuestionado el hecho de que no haya una fecha o etapa específica para que nos ayude a decir: justo aquí comenzó la disciplina o aquí se fundó. Aunque, como ya se mencionó, tenemos 1919 como una fecha consensuada.
Otra razón es la adaptación de la disciplina y su estudio, al llamado estado neoliberal (Sanahuja, 2019:139) y de globalización, es decir, su adecuación para propósitos hegemónicos y de dominación. Usando los términos de neoliberalismo y globalización como fenómenos que se han encargado de hacer más ricos a los ricos y más pobres a los pobres. Acentuando cada vez más las diferencias en las clases sociales a nivel mundial, mediante –entre otras cosas- la toma del conocimiento generado en ciertas regiones como el único y el verdadero, así como excluyendo y marginalizando el de otras regiones menos favorecidas.
Un ejemplo de esto seria las teorías tomadas como dominantes (realismo e idealismo), que en otras palabras es como decir que solo un punto de vista es correcto, sin prestar atención a otro tipo de conocimiento o al que surge por medio de las fuerzas sociales más profundas (Sanahuja, 2019:139).
El llamado carácter universal de la disciplina es otra limitación, puesto que no es en realidad universal. Los países hegemónicos, de donde surge la disciplina se han encargado de apropiarse de conceptos y de manejarlos a su antojo, mediante el enmascaramiento y la desfiguración de términos e ideas en general, lo cual evidentemente limita y empobrece el análisis de los fenómenos, no solo a nivel internacional, sino también al interior de los países.
Además de que se desautoriza, se inhibe y se prohíbe el surgimiento de aportaciones no occidentales o de teorías contrarias a su epistemología o al paradigma estatocéntrico, en lo que Celestino del Arenal denomina “el orden atlántico” (Sanahuja, 2019:142). Un claro ejemplo de esto es el paradigma dependiente (basado en el marxismo), el cual no se considera por toda la comunidad como un paradigma con amplio poder explicativo, puesto que su base epistemológica desafía a las teorías dominantes.
Una consecuencia de las ya mencionadas limitaciones y exclusiones en torno al desarrollo de la disciplina y su carácter explicativo, se puede observar en el actual contexto de crisis y pandemia. Lamentablemente se toma a la pandemia como algo aislado del contexto civilizatorio mundial y se intenta explicar solo como una crisis sanitaria, pero lo cierto es que a pesar de que no es generada precisamente por el capitalismo, esta se está viviendo de una manera muy drástica gracias a la crisis civilizatoria generada por el sistema capitalista.
Esta crisis sanitaria provocada por el COVID-19 se ha encargado de destapar y enfatizar las desigualdades económicas y sociales en las que vive la mayoría de la población, no solo en los países donde ha habido más muertes, sino en todo el mundo. Asimismo, la razón de que esta pandemia sea mundial se debe al gran tráfico de personas alrededor del globo terráqueo producto de la llamada globalización. Pero, no hay que dejarse llevar por la idea de que la globalización es un fenómeno positivo, pues no todas las personas pueden darse el lujo de hacer viajes transcontinentales, sería más bien que solo las personas de clases acomodadas son las que tiene este tipo de privilegios.
En este sentido, hay que tomar a la globalización como un fenómeno íntimamente vinculado con el desarrollo capitalista, intrínsecamente expansivo y que tiene una experiencia colonial e imperial de una de sus más claras expresiones históricas, contemporáneas (Saxe, 1999:10) y que se da por y para el poder.
Si bien es cierto que, gracias al fenómeno de la globalización existe el tráfico de personas, información, productos y servicios a nivel mundial lo que hace que se pueda llegar a mas lugares y en menos tiempo, también es cierto que se generan consecuencias desfavorables. En este caso, la consecuencia negativa es que casi ningún rincón del mundo queda exento de la actual pandemia y realmente no todas las personas la viven de la misma manera, algunos la padecen mucho más que otros.
Dicho lo anterior, está claro que, si no atravesáramos actualmente una crisis civilizatoria que se ha venido gestando desde hace varias décadas producto del capitalismo, la pandemia no se viviría de una manera tan grave y se podría visualizar un contexto muy distinto. Es decir, si el capitalismo no se hubiese encargado ya de acabar casi al cien por ciento con los recursos naturales del planeta, el futuro post pandemia no se vislumbraría tan devastador.
Esta crisis destapa el hecho de que el pueblo se manifiesta en contra de este modelo económico que se ha construido y que no está funcionando para sus habitantes. Que tal vez funcione para la población dentro del 1% superior, o el 10%, o el porcentaje que sea, pero no está funcionando para la mayoría y se exige un modelo económico diferente (Harvey, 2020:38).
Lamentablemente, esto no se tiene contemplado, pues se siguen pensando en cuestiones que salven al capitalismo como sistema, se sigue pensando en acumulación de capital, pero no se piensa en salvar al planeta, en desacelerar el cambio climático, ni en desacentuar la desigualdad. Es decir, se debería de buscar un proyecto colectivo que permita la emancipación del individuo (Harvey, 2020:37), para así al menos lograr la visualización colectiva de la verdadera crisis que se vive y no solo verla como una pandemia que cuando se logre controlar todo volverá a la “normalidad”.
En conclusión, el hecho de que sea una disciplina relativamente joven, implica que aún haya un largo camino por recorrer en cuanto a su desarrollo y para su consolidación. También hay que tomar en cuenta que la sociedad internacional es muy cambiante y las interacciones entre los actores internacionales a veces son impredecibles, lo que en parte genera los debates epistemológicos.
Es importante reconocer los retos que todavía debe enfrentar la disciplina, pues esta se ha dado a partir de la subordinación y exclusión de las mujeres. En este sentido, uno de los retos es el hecho de abordar más temas que incluyan a las mujeres, o bien, a la perspectiva de género para así lograr un mayor posicionamiento de la mujer en el objeto formal y en el material de la disciplina y así mismo mejorar sus alcances explicativos.
Otro gran reto es el tratar de deslindar a la disciplina de ese enfoque etnocentrista, eurocentrista y occidental que la caracteriza, es decir, descolonizar la disciplina (en palabras de Boaventura de Sousa Santos) adoptando conocimiento no solo occidental, sino de otras culturas y de otras regiones, por ejemplo, Latinoamérica. Para así tomar en cuenta todos los puntos de vista que son necesarios para un mejor entendimiento y explicación de la realidad concreta, pues para esto no se debe ver solo una parte de la realidad, se necesita ver su totalidad.
BIBLIOGRAFÍA
Ashworth, Lucian. Los mitos que me enseño mi profesor de Relaciones Internacionales. Reconstruyendo la historia del pensamiento internacional. Asociación mexicana de estudios internacionales. Siglo XXI. México, 2019.
Del Arenal, Celestino. Relaciones Internacionales, una disciplina liquida. Asociación mexicana de estudios internacionales. Siglo XXI. México, 2019.
Harvey, David. Razones para ser anticapitalistas. Consejo Latinoamericano de ciencias sociales. Buenos Aires, Argentina. 2020
Sanahuja, José. Ausencias y exclusiones: Una mirada reflexiva sobre la constitución de las relaciones internacionales como disciplina. Asociación mexicana de estudios internacionales. Siglo XXI. México, 2019.
Sarquis, David. ¿Un siglo de las relaciones internacionales: ciencia o disciplina, desde dónde o para qué? Asociación mexicana de estudios internacionales. Siglo XXI. México, 2019.
Saxe, John. Globalización: Critica a un paradigma. UNAM. México, 1999.
Ojeda, Mario. Problemas básicos en el estudio de las Relaciones Internacionales. El colegio de México. México, 1999.
Peña, Roberto. Falacias sobre la disciplina de Relaciones Internacionales. Revista de Relaciones Internacionales de la UNAM, núm. 133, enero-abril de 2019, pp. 33-70.
Velázquez, Rafael., Schavion, Jorge., Bilbao, Luis., García, David. El surgimiento y desarrollo de la disciplina de las Relaciones Internacionales. BUAP, UANL. México, 2019.
(*) Valeria García es la primera estudiante internacional que colabora con el Blog Reflexiones Internacionales. Es de la Ciudad de México y está estudiando el quinto semestre de Relaciones Internacionales en la Universidad Nacional Autónoma de México. Estudia inglés en la Escuela Nacional de Lenguas, Lingüística y traducción de la UNAM. Sus áreas de interés son: El feminismo en las Relaciones Internacionales, así como en las ciencias sociales en general; América Latina, políticas públicas y temas ambientales desde un punto de vista crítico estructural, "pues creo que es muy importante tomar en cuenta el conocimiento no eurocéntrico".
Fotografía de Anna Shvets en https://www.pexels.com/es-es/foto/manos-tierra-sujetando-medio-ambiente-4167544/
Una reflexión muy interesante donde todos los aspectos que construyeron a las Relaciones Internacionales como disciplina, permiten hoy en día abordar y entender los temas emergentes en este mundo globalizado. Aunque como muy bien lo menciona este artículo, hay limitaciones y exclusiones a esta disciplina y que lo vemos marcado en la actual pandemia.
ResponderBorrarUna reflexión que tiene mucho por analizar! Menciona la dificultad que tuvieron las Relaciones Internacionales para ser una disciplina y todos los aspectos que ayudaron a formarse como tal!
ResponderBorrarEsta disciplina permite entender los diferentes temas (sociales, políticos, económicos, culturales) actuales en el mundo y muestra las limitaciones que las Relaciones Internacionales tienen hoy en día ya que siguen siendo excluidas y aún tiene muchas limitaciones como lo dice el artículo lo vemos claro con la pandemia!