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 EL ORDEN GEOPOLÍTICO DESPUÉS DE LA LLEGADA DEL COVID-19

Por Marlene Alonso (*)

En los últimos meses del año 2019, circulaba el rumor que en algunos países de Europa y Asia atacaba un nuevo virus letal llamado comúnmente “coronavirus”. 

En el continente americano, la percepción de lejanía de esa situación brindaba una seguridad temporal, pero el giro inesperado de la globalización del virus sorprendió y golpeó fuertemente a todos. A todo el mundo.

La protección de los mares, que otrora se invocara en los conflictos armados mundiales, se hacía añicos por un virus microscópico y sorprendía a propios y extraños sin ningún plan de reacción y/o contingencia.

En marzo de 2020 todo cambió en las Américas. Los temores apocalípticos de una confrontación bélica nuclear que afectase el continente con su subsecuente destrucción y desolación, se materializaron de otra forma en la presencia de un virus de fácil propagación que no tenía cura.

Hubo que recurrir a un cambio radical para sobrevivir en las relaciones familiares, sociales, modos de trabajo y producción. Se cerraron centros de estudio y entretenimiento. Lugares sagrados de adoración. Playas y actividades al aire libre.

Todo cambió.

El papa Francisco caminaba sobre las calles de un Vaticano completamente solo en plena Semana Santa; las luces de Manhattan alumbraban el asfalto; la Torre Eiffel dejó de atestiguar el amor eterno que constantemente se juraban los enamorados a sus pies.

Hasta que las aglomeraciones empezaron a registrarse pero en los hospitales repletos de contagiados y médicos que estaban batallando por contrarrestar el mortal virus.

Y una cosa llevó a la otra. El encierro decretado por la mayoría de los países, el cierre de negocios, fábricas, puertos y aeropuertos, impactaron directamente en la economía tradicional y la llevaron a reducir sustancialmente su crecimiento.

Surgieron también nuevas formas de trabajo, que si bien paliaron el desplome no fue suficiente para todos los rubros de producción. 

Todo ello acuñó el término de la “nueva normalidad”. Una vida presencial restrictiva con un enfoque  en la sustitución de formas tradicionales de interacción por un énfasis virtual.

La diplomacia y las relaciones internacionales no fueron la excepción.

La opción multilateral desarrollada al interior de la Organización Mundial de la Salud (OMS) demostró lo pésimamente preparados que estábamos para enfrentar este desafío. 

Si bien la OMS respondió rápido para los estándares multilaterales, tales acciones no fueron suficientes y el temor de una pandemia sin cura presionó por la búsqueda de soluciones unilaterales.

El fondo COVAX para proveer de vacunas a los países menos desarrollados no encontró el suficiente eco en la comunidad internacional. Y aunque se ejecutaron algunas acciones, la demanda superaba por mucho a la oferta.


La geopolítica de las vacunas

Los laboratorios privados de las grandes farmacéuticas así como los Institutos Públicos de investigación de las naciones grandes iniciaron una carrera contra el tiempo para encontrar una vacuna que prevenga o aplaque el contagio del virus.

Los Estados Unidos en la era de Donald Trump anunciaron con la compra de medicamentos y lotes de vacunas, aún por encima de la demanda real necesaria, para trasladar alguna tranquilidad a su población, pero demostrando una ausencia de solidaridad internacional.

La ocasión no fue desaprovechada por Rusia y China quienes empezaron a vender y donar las vacunas desarrolladas por ellos.

“En una región asolada por la desigualdad y la ausencia de recursos sanitarios, la “diplomacia de las vacunas” genera una estampida por proveer de un bien público global que refuerce la influencia y el “poder blando” de algunas naciones, ante la indiferencia o la concentración de los países más ricos en sus propios procesos de inmunización y de producción de vacunas, y ante la defensa de los derechos de las grandes compañías farmacéuticas en mantener la propiedad intelectual de sus productos” (Serbin, 2021)

Para agosto de 2020, Rusia ya estaba distribuyendo la Sputnik 5 en el cono sur y en algunos países de Centroamérica, con lo cual reforzaba su presencia, influencia y soft power en Latinoamérica.

China seguiría los pasos rusos con Sinopharma y Sinovac en Centro y Suramérica y CanSino en México.

Ocho meses después, bajo la administración de Joe Biden, Estados Unidos anunció sus planes de distribución masiva de vacunas, de las farmacéuticas multinacionales con las que trabaja (Pfizer, AstraZeneca y Moderna) para los países latinoamericanos y caribeños en un intento de contener los avances realizados por Rusia y China.

Otros países también han capitalizado las acciones de la “diplomacia de las vacunas”: Cuba, Brasil, Argentina y la India son un ejemplo de la puesta en marcha de sus laboratorios estatales para producir vacunas y suministrar a los países menos desarrollados.

Queda claro que en el futuro veremos con más frecuencia a las potencias y potencias emergentes desarrollar de manera más natural y espontánea acciones de diplomacia pública para posicionarse e influir en la comunidad internacional, mejorar su imagen y presentarse como los nuevos aliados ante las amenazas emergentes.

Lo que también queda claro es que el COVID-19 nos trajo una nueva arista de la geopolítica: la geopolítica de las vacunas.

Referencias

Serbin, A. (2021). América Latina: Pandemia, desigualdad y disputas geopolíticas. Dossier: The China -Latin America and the Caribbean relation.

(*) La autora colombo-salvadoreña es estudiante de último año de la licenciatura en relaciones y negocios internacionales.

Comentarios

  1. Excelente articulo! nos introduce nuevo vocablo en las relaciones internacionales: Diplomacia y geo política de las vacunas, sumado al rol desempeñado por ejemplo, por la Unión Europea, así como las consecuencias en los ámbitos económicos, políticos, migratorios, por mencionar algunos post pandemia, a los que debemos pone mucha atención!!!!!

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