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LA DOCTRINA ESTRADA Y SU INFLUENCIA EN LA POLÍTICA DE LOS PAÍSES CENTROAMERICANOS

Por Carla Alejandra Aguilar Urrutia

Durante los primeros años del Siglo XX, las nuevas naciones de América Latina se enfrentaban a una extrema debilidad política y económica.

Esta situación generaba una oportunidad para las potencias europeas y Estados Unidos de tratar de imponer su mandato, así como realizar explotaciones neocoloniales en la región. 

En este contexto, la idea de adoptar una medida que tuviera como finalidad la protección de la soberanía nacional nace en 1913, cuando México se enfrentaba a un proceso revolucionario y requería el apoyo político de Estados Unidos para lograr la toma del poder. 

Sin embargo, lo que México consideraba que sería un plan de apoyo, resultó ser una complicación, ya que el país estadounidense generó diversas presiones sobres los dirigentes mexicanos, las cuales conllevaron a la captura del presidente Francisco Ignacio Madero González y el vicepresidente José María Pino Suárez y, posteriormente, a su muerte. 

A partir de este momento, México temía que se diera otra intervención en su política interna y, para 1917, adoptó a su sistema legal una nueva constitución postrevolucionaria, con lo cual se buscaba que el país obtuviera reconocimiento internacional e independencia política.

En base a lo mencionado anteriormente, en 1930 nace un compendio de ideas que tienen por objetivo luchar contra el abuso de poder, la explotación económica, la intervención de otros Estados en la política interna de un Estado y la sana convivencia y vinculación de un país con el resto de la comunidad internacional. 

La Doctrina Estrada o Doctrina Mexicana es el nombre que recibe el eje principal de la política exterior de México y es uno de los mayores aportes de dicho país al Derecho Internacional.

Fue creada por el Secretario de Relaciones Exteriores mexicano, Gerardo Estrada, quien la redactó y publicó mediante un comunicado el 27 de septiembre de 1930 y establecía dos postulados esenciales: la no intervención y la autodeterminación de los pueblos. 

Con el paso del tiempo, este instrumento jurídico fue incorporándose de diversas formas en las constituciones mexicanas, culminando el 1987, en donde se establecen los principios que regularían la política exterior mexicana, uniéndose a los establecidos en un primer momento: la solución pacífica de conflictos, la igualdad jurídica de los Estados, la lucha por la paz y seguridad internacional, la cooperación internacional y el uso de la fuerza en las relaciones internacionales.

Partiendo de lo anterior, surge la interrogante sobre cuál puede ser la influencia de dicha teoría en las políticas exteriores de los países centroamericanos. 

Los postulados establecidos en la Doctrina Estrada fueron adoptados por los países de Centroamérica después del período de guerras y los procesos de paz. Estos pueden verse implementados a partir de los Acuerdos de Esquipulas I y II (1986 y 1987) y fueron nuevamente ratificados en el Protocolo de Tegucigalpa a la Carta de la Organización de Estados Centroamericanos (1991) y la Resolución AP 1-CCC-2018 del Parlamento Centroamericano.

En mi opinión,  la idea de adquirir los principios de la no intervención y la libre determinación de los pueblos surge a partir de la inestabilidad política y social en la cual se veía la región centroamericana.

Conviene tener en consideración que los países de Centroamérica iniciaron a advertir las intenciones de intervención de Estados Unidos en Guatemala, El Salvador y Nicaragua durante el período de los conflictos armados. 

Dicha intervención sería el resultado del surgimiento de movimientos comunistas en dichos países y, como ya se sabe, Estados Unidos tenía como propósito, con su teoría de la contención, detener la expansión del comunismo en la región.

Considero que, al momento de realizar dichas intervenciones, las estrategias formuladas por Estados Unidos, las cuales involucraban medidas de bloqueo, presión política y diplomática, entre otras, no fueron las más acertadas, puesto que estas acciones no conllevaron a la formación de un ambiente de paz, sino que tensaron las relaciones de los países centroamericanos con la potencia y, a su vez, generó un espíritu de defensa en los países de Centroamérica, los cuales buscarían la protección de su soberanía y crearían una estrategia de bloqueo o al menos de una posición expresa al intervencionismo estadounidense.  

Por ende, para lograr resolver esta problemática, se necesitaría un medio que implicase un proceso de paz eficaz y duradera.

Ahora bien, otro punto que se presta para discusión es si siguen siendo eficaces los principios establecidos en la Doctrina Estrada en los países centroamericanos en la actual coyuntura internacional. 

A mi juicio, creo que sí siguen siendo eficaces y aplicables para la era globalizada en la que nos encontramos ya que, aunque actualmente no nos situemos en un contexto histórico en el cual se presenten directamente conflictos bélicos,  amenazas que afecten la soberanía o intervenciones militares en el Istmo centroamericano, esto no significa que no exista la posibilidad que se presenten diversos acontecimientos que pueden atentar contra la seguridad nacional, su desarrollo y su bienestar económico y social y su libertad de decidir su forma de gobierno.

Por consiguiente, el mantener los postulados establecidos en la doctrina contribuyen a la formación de un mecanismo de defensa en el caso que se presente cualquier tipo de injerencia.

Como conclusión, se puede decir que la Doctrina Estrada ha tenido un gran impacto en las políticas de los países centroamericanos, sirviéndoles como instrumento de defensa ante las amenazas que pueden percibir de otros Estados y los mecanismos de solución de conflictos que se puedan crear a partir de ella. 

Así mismo, es importante reconocer que, a pesar del paso de tiempo y los cambios de contextos históricos que se han atravesado desde el momento de su creación, su aplicabilidad a controversias que pudieran resultar ahora en día sigue siendo eficaz.